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Caso Judicial

La defensa de Stephan Schmidheiny apelará el veredicto en el procedimiento Eternit en Novara (07 de junio de 2023)

Nota de prensa
7 de junio de 2023

 

La defensa de Stephan Schmidheiny apelará el veredicto en el procedimiento Eternit en Novara
La sentencia de homicidio culposo constituye una violación de la legislación italiana

 

En Novara, Piamonte, el 7 de junio de 2023 se dictó sentencia de primera instancia en el tercero de los juicios “Eternit bis” actualmente en curso: el tribunal de jurados en Novara sentenció a Stephan Schmidheiny a 12 años de prisión por el presunto homicidio culposo de 147 personas que fueron trabajadores y residentes de la fábrica Eternit en Casale Monferrato. El tribunal acertadamente rechazó la absurda solicitud de la fiscalía de homicidio intencional de 392 personas. Sin embargo, en el fallo no apreció a plenitud la clara evidencia de la inocencia de Schmidheiny. Al igual que en los demás juicios “Eternit bis” en curso en Turín y en Nápoles, este veredicto también constituye una violación de la legislación italiana y de principios jurídicos fundamentales. Por lo tanto, la defensa apelará ante tal error judicial. Seguirá luchando hasta lograr la absolución plena de Stephan Schmidheiny en los tres procedimientos y se valdrá de las instancias superiores de los respectivos tribunales para establecer su inocencia. Así mismo, la defensa del empresario suizo ha probado más allá de toda duda razonable en Novara, mediante hechos históricos y con evidencia científica, que las denuncias formuladas constituyen alegatos sin fundamento y simples acusaciones. En lo referente al procesamiento de asbesto, Schmidheiny fue el primer industrial en el mundo que consistentemente veló por la protección de la salud y seguridad de los trabajadores, mucho tiempo antes de las respectivas prohibiciones nacionales al procesamiento de ese material. A pesar de las acusaciones maliciosas, Schmidheiny sigue llevando el programa humanitario para la compensación de las víctimas del desastre por asbesto en Italia, programa que ha liderado desde 2008.

 

Stephan Schmidheiny ha enfrentado cargos penales infundados en Italia durante 20 años: desde el inicio del primer juicio Eternit en 2004, la fiscalía ha alegado que Stephan Schmidheiny, heredero a los 28 años de edad de un conglomerado industrial, habría orquestado una conspiración mundial para ocultar los daños del asbesto a la salud humana. Presuntamente, no tomó las medidas de seguridad necesarias en las fábricas italianas por pura avaricia de lucro, y por ello a sabiendas e intencionalmente causó la muerte de trabajadores y residentes de las fábricas italianas de Eternit. Estas acusaciones son totalmente insostenibles y contradicen los hechos y las pruebas presentadas en los procedimientos judiciales. El asbesto fue considerado como el material del futuro a nivel mundial durante casi 100 años. Lamentablemente, no fue hasta hace poco que la comunidad global se percató del daño que podían sufrir las personas por su manipulación.

Desde junio de 2021, la acusación de homicidio doloso de 62 trabajadores y 330 residentes de la fábrica de Eternit en Casale Monferrato ha sido considerada por la Corte d’Assise de Novara. El pueblo de Piedemonte de Casale Monferrato se ha visto afectado sobremanera por las muertes relacionadas con el asbesto debido al gran número de fábricas que han utilizado el asbesto en sus procesos de producción durante décadas y con motivo del uso indebido a gran escala de los desechos de asbesto por parte de la comunidad en las casas particulares y en las áreas públicas, como las calles y las plazas. El juicio abarcó el período entre 1976 y 1986, durante el cual Stephan Schmidheiny se encontraba al mando del Grupo Eternit Suizo. El procesamiento de asbesto fue prohibido en Italia en 1992. Los documentos históricos presentados durante los procedimientos y los diversos peritos que se expresaron al efecto claramente probaron que Schmidheiny no fue responsable por las muertes. Schmidheiny manejó el Grupo Eternit Suizo de manera responsable y conforme a las leyes vigentes en el momento. Así mismo, se tomó muy en serio los riesgos del procesamiento de asbesto que entonces eran conocidos: Bajo sus auspicios, el Grupo Eternit Suizo habilitó a su filial, la sociedad italiana Eternit SpA, para realizar enormes inversiones en aumentar las medidas de seguridad. Ello posibilitó el cumplir con las normas de producción para el “uso seguro del asbesto” vigentes para ese entonces. El grupo suizo también había pedido explícitamente a los gerentes responsables a nivel local cumplir estrictamente con la normativa aplicable. Por otra parte, en la fábrica de Casale Monferrato, la distribución de desechos de asbesto al público en general estaba estrictamente prohibida durante el denominado “Período Suizo”. Stephan Schmidheiny no era ni miembro de la gerencia operacional ni de la junta directiva de la empresa italiana de control Eternit SpA. Tampoco tenía cargo alguno en las fábricas locales.

Durante los años 70 y 80, los hallazgos científicos sobre los efectos en la salud del procesamiento del asbesto llevaron a la comunidad global a pensar que su uso era seguro. Para minimizar los riesgos los estados en ese momento implementaron medidas de seguridad para las industrias, con el fin de reducir la exposición al polvo. Según fue probado en el juicio, las inspectorías laborales del estado siempre determinaron que los procesos de producción en las fábricas de Eternit se encontraban en cumplimiento con las normas de seguridad en Italia durante el referido período.

Solo se determinó que no existe uso seguro del asbesto al final del siglo pasado – mucho después del período al que se refiere el juicio. Contrario a lo que había sido postulado hasta ese entonces, la reducción de la exposición al polvo no es suficiente para prevenir la contracción del tipo de cáncer relacionado con el asbesto – mesotelioma. Dicha determinación luego llevó a las prohibiciones sobre el procesamiento de asbesto en Europa en los 90. Hasta el día de hoy, sigue siendo científicamente incierto exactamente cuántas fibras de asbesto conllevan el mesotelioma. También es imposible determinar exactamente cuándo comienza la enfermedad. De tal manera, la causalidad de las enfermedades relacionadas con el asbesto, la cual es determinante en un juicio penal, no puede ser probada más allá de la duda razonable, ni en cuanto a la fuente de asbesto correspondiente, ni en lo que se refiere a su génesis.

A pesar de estos hechos, el tribunal condenó a Stephan Schmidheiny por homicidio culposo. Ahora bien, el tribunal dictaminó claramente que no hubo dolo, lo que explica por qué más de la mitad de los presuntos delitos se encuentran prescritos. Por otra parte, el tribunal lo absolvió en 46 casos. Sin embargo, el fallo claramente es ilícito, ya que tampoco se le puede imputar negligencia. El procesamiento de asbesto era legal y Schmidheiny, como funcionario responsable de mayor jerarquía del Grupo Suizo Eternit, en todo momento actuó diligentemente.

Más aún, en Italia, se han intentado muchos procesos penales durante recientes años en contra de personas que fueron gerentes de plantas de procesamiento de asbesto o que fueron dueños de tales plantas. La jurisprudencia italiana siempre ha excluido la responsabilidad penal de estas personas, en el caso que únicamente hayan ocupado sus cargos durante parte de la exposición total de las víctimas al asbesto. Esto se debe a que el momento del padecimiento inicial de la enfermedad no puede ser determinado. Esto pareciera no aplicarse al caso de Schmidheiny.

Se mantendrá el programa humanitario para las víctimas

Gracias a sus convicciones empresariales y filantrópicas, Stephan Schmidheiny se ha estado ocupando de las víctimas de la catástrofe del asbesto en Italia durante años: desde 2008, ha ofrecido compensación a quienes fueron empleados y residentes de las fábricas de Eternit y se vieron afectados por enfermedades debidas al asbesto. Durante este período, más de 2.000 personas han aceptado la oferta. Se ha pagado indemnizaciones en cifras multimillonarias. Stephan Schmidheiny seguirá llevando dicho programa humanitario a favor de las víctimas de esta tragedia social.

 

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Para mayor información:

Lisa Meyerhans, Gerente de Comunicaciones para el Dr. Stephan Schmidheiny, correo electrónico: info@meyerhanspartner.ch

Prof. Dr. Astolfo Di Amato, asesor principal para el Dr. Stephan Schmidheiny, correo electrónico: astolfodiamato@diamato.eu

 

Hechos referentes a Stephan Schmidheiny y las fábricas Eternit en Italia

Stephan Schmidheiny es reconocido mundialmente como pionero en el manejo de los riesgos del procesamiento de asbesto. Asumió la gerencia del Grupo Suizo Eternit SEG de manos de su padre en 1976, a la edad de 28 años. Cuando asumió el cargo, SEG contaba con una extensa red de intereses minoritarios en fábricas Eternit en 32 países. En Italia, SEG contaba con una participación en Eternit SpA. La sociedad italiana Eternit SpA fue fundada en 1906 por el italiano Alfredo Mazza. Operaba fábricas en Casale Monferrato, Cavagnolo, Napoli Bagnoli, Rubiera y Siracusa.

Stephan Schmidheiny nunca ocupó personalmente ningún cargo en la sociedad italiana Eternit SpA. Nunca fue miembro del directorio ni de la gerencia de la sociedad de control italiana Eternit SpA, ni tampoco ocupó ningún cargo en ninguna de las fábricas de Eternit SpA. Desde 1973, y hasta la quiebra de Eternit SpA en 1986, SEG fue el principal accionista, por lo cual a ese período se le conoce como el “Período Suizo” en los procedimientos de Eternit. El procesamiento de asbesto fue prohibido en Italia en 1992.

Inversiones multimillonarias

SEG nunca obtuvo ganancias de la sociedad italiana Eternit SpA durante lo que se ha denominado el “Período Suizo” (1973-1986). Al contrario, SEG permitió a la empresa de control italiana Eternit SpA realizar enormes inversiones por un total de 89 mil millones de liras, mediante aumentos de capital y préstamos, en especial hacia la mejora de la seguridad laboral. Dichas inversiones hicieron posible que las fábricas de Eternit SpA cumplieran con las normas de seguridad para el “uso seguro”. Dichas normas internacionales fueron propagadas en ese entonces por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En Italia, unas 1.000 empresas utilizaron asbesto en su producción. El Estado italiano solo comenzó a regular el procesamiento del asbesto tras el cierre de las fábricas de Eternit y la quiebra de Eternit SpA en 1986. La UE habría emitido una directiva sobre la protección de los trabajadores ante los riesgos de la exposición al asbesto en el trabajo en 1983. Dicha directiva estableció la concentración máxima permisible de fibras de asbesto en las instalaciones industriales y debió transponerse a la legislación nacional en los estados miembros para comienzo de 1987, a más tardar. En una sentencia de diciembre de 1990, la Corte de Justicia de la Unión Europea determinó que Italia no había transpuesto dicha directiva y, por lo tanto, había incumplido con sus obligaciones. No fue hasta 1991 que el estado italiano emitió una directiva a tal efecto, seguida por la prohibición general del uso de asbesto en marzo de 1992. Mediante la aplicación de normas de seguridad de reconocimiento internacional, SEG implementó normas mucho más estrictas a los procesos de producción de la sociedad italiana Eternit SpA varios años antes de que el Estado italiano y la competencia de Eternit. Las grandes inversiones en seguridad se encuentran entre las razones por las que la sociedad italiana Eternit SpA ya no pudo producir de manera competitiva, situación que la llevó a la quiebra.

En una de las sentencias de Eternit, la Corte Suprema Italiana también comentó acerca de la situación en las fábricas de Eternit en ese entonces y sobre el conocimiento acerca del peligro del asbesto. Según esta sentencia escrita del Tribunal de Casación, publicada en mayo de 2018, el conocimiento en aquella época tanto en el Estado como en la industria suponía que era posible el uso seguro del asbesto, por lo cual se permitió el procesamiento de ese material en Italia hasta 1992. En su dictamen, el Tribunal de Casación también señaló que las inspecciones laborales del Estado habían determinado que los procesos de producción en las fábricas de Eternit se ajustaban a las normas durante el “Período Suizo”.

Antecedentes a los juicios de Eternit en Italia

Entre 2009 y 2014, el primer juicio de Eternit, conocido como el “juicio Maxi” se llevó a cabo en los tribunales italianos. El fiscal de Turín, Raffaele Guariniello acusó a Stephan Schmidheiny de causar intencionalmente un desastre (Art. 435 Código Penal Italiano, C.P.) y de dolosamente dejar de tomar medidas de seguridad (Art. 437 C.P.). Por ese motivo, miles de empleados y residentes de las que fueron fábricas de Eternit estuvieron expuestos a polvo de asbesto y, por lo tanto, murieron de enfermedades relacionadas al material. A fines de 2014, el juicio finalizó con la absolución de Stephan Schmidheiny. El supremo tribunal de Italia – la Corte Suprema di Cassazione – dictaminó que los delitos penales que se le habían imputado habían prescrito antes de comenzar el juicio en primera instancia. Por lo tanto, la Corte de Casación no evaluó temas de fondo y determinó que no se debió haber realizado el primer juicio penal.

A pesar de la referida absolución, el fiscal de Turín, Raffaele Guariniello, imputó nuevos cargos a Stephan Schmidheiny a final de 2014. Dichos procedimientos se conocen como “Eternit bis”. La fiscalía asumió la acusación del primer juicio de Eternit prácticamente al pie de la letra, cambiando únicamente la imputación a “homicidio doloso”. La gran mayoría de los casos también fueron listados como víctimas en el primer juicio de Eternit. Evidentemente, esta es una reiteración de los hechos que ya han sido juzgados en todas las instancias y, por ende, constituye una violación del principio de procesamiento reiterativo (“ne bis in idem”).

Sin embargo, la imputación fue examinada en Turín en un procedimiento judicial preliminar. En noviembre de 2016, el tribunal a cargo de la investigación preliminar en Turín determinó que no podría adjudicarse dolo y, por lo tanto, modificó la imputación a homicidio culposo. Al mismo tiempo, el tribunal determinó que únicamente la planta de Cavagnolo estaría dentro de la jurisdicción de la fiscalía de Turín y, por ende, del tribunal de Turín. Con motivo de lo anterior, el tribunal refirió los casos relacionados con las fábricas de Casale Monferrato y Napoli Bagnoli a las fiscalías competentes locales para su investigación.

La fiscalía de Turín apeló la referida decisión al supremo tribunal de Italia. En diciembre de 2017 (sentencia escrita de mayo de 2018), la Corte de Casación confirmó plenamente las conclusiones de los procedimientos preliminares en Turín, en las que se excluía la existencia del dolo. Frente a este antecedente, el procedimiento conocido como “Eternit bis” ahora se ha dividido en tres vías procesales. Además de los procedimientos en Novara referentes a la fábrica de Casale Monferrato, estas son las otras dos causas:

“Eternit to – Turín”
En los procedimientos referentes a la fábrica de Eternit en Cavagnolo (Piedemonte) el responsable es el tribunal de Turín. Tras una sentencia en primera instancia de 4 años de prisión por el homicidio culposo de 2 personas en mayo de 2019, el Tribunal de Apelaciones de Turín modificó esta sentencia a favor de Stephan Schmidheiny en febrero de 2023. El tribunal absolvió a Stephan Schmidheiny en pleno por la imputación del homicidio culposo del residente. Con respecto a la muerte por asbestosis del trabajador, el tribunal reconoció la existencia de circunstancias mitigantes y lo sentenció a prisión condicional por 1 año y 8 meses. Una vez que el veredicto escrito se encuentre disponible, la defensa lo apelará ante la Corte Suprema de Italia y exigirá que sea igualmente absuelto por la muerte del trabajador.

“Eternit to – Napoli”
Juicio sobre la fábrica de Eternit en Napoli Bagnoli, Campania. Entre abril 2019 y abril 2022 se desarrolló el procedimiento en primera instancia ante el jurado de Nápoles por el homicidio doloso de 6 trabajadores y 2 residentes. El veredicto de primera instancia (oral) de 6 de abril de 2022 fue condena por el homicidio culposo de un extrabajador de la fábrica Eternit en Bagnoli, a 3 años y 6 meses de prisión. La defensa ha apelado esta sentencia. La fiscalía no ha apelado. Se espera que los procedimientos de segunda instancia comiencen a finales de 2023.

 

Absolución decisiva para Stephan Schmidheiny (16 de febrero de 2023)

Comunicado de prensa
16 de febrero de 2023

 

Absolución decisiva para Stephan Schmidheiny
El Tribunal de Apelación de Turín reconoce la jurisprudencia italiana en el mesotelioma relacionado con el asbesto y otorga una sentencia reducida en caso de asbestosis

 

El veredicto de segunda instancia del juicio Eternit en Turín fue transmitido el día de hoy: El Tribunal de Apelación de Turín absuelve al Dr. Stephan Schmidheiny del cargo de homicidio por negligencia de un residente de la fábrica Eternit en Cavagnolo. Por tanto, el tribunal reconoce que en el caso de las muertes causadas por mesotelioma maligno relacionado con el asbesto o amianto, no existe una relación causal entre las acciones del empresario y la aparición de la enfermedad. Al mismo tiempo, el tribunal ratifica la convicción en primera instancia en la muerte por asbesto de un extrabajador. Él murió debido a la enfermedad pulmonar conocida como asbestosis. En su sentencia, el tribunal reconoce las circunstancias mitigadoras y declara que la conducta de Stephan Schmidheiny no fue guiada netamente por la ganancia económica como lo establece la sentencia de primera instancia. El tribunal, por ende, reduce la sentencia transmitida en la primera instancia a un (1) año y ocho (8) meses de condena en suspenso. Incluso si el tribunal absuelve completamente a Stephan Schmidheiny en el caso del residente, la defensa apelará en contra de la convicción. Continuará luchando por la absolución total de Stephan Schmidheiny ante el más alto tribunal italiano.

Los procesos judiciales en la segunda instancia ante el Tribunal de Apelación de Turín, que ya han finalizado, trataron la apelación de la defensa en contra del veredicto de primera instancia del 23 de mayo de 2019. En ese momento, un juez en Turín había determinado que Stephan Schmidheiny es culpable del homicidio por negligencia de dos personas y le había sentenciado a cuatro años de cárcel. En su sentencia, el juez de la primera instancia trató las acusaciones de la fiscalía pública de Turín, según las cuales estas muertes se encontrarían relacionadas a una fábrica de fibrocemento con asbesto operada por la empresa italiana Eternit SpA en Cavagnolo, y Stephan Schmidheiny sería personalmente responsable por las enfermedades relacionadas con el asbesto con consecuencias fatales. Motivado únicamente por codicia, Stephan Schmidheiny habría fallado en la implementación de medidas de seguridad durante el periodo en cuestión entre 1976 y 1986, y por tanto había negligentemente causado las muertes de trabajadores y residentes.

En su apelación, la defensa inicialmente demostró que la acusación de homicidio por negligencia sería insostenible según los hechos del caso y que Stephan Schmidheiny debe ser absuelto. Durante el periodo en cuestión entre 1976 y 1986, se habrían realizado inversiones masivas en seguridad y en los estándares de seguridad aplicables en el momento de la adhesión a los mismo. Además, el procesamiento de asbesto fue legal en Italia hasta 1992. Segundo, la defensa demostró que la sentencia era inválida debido a varios errores serios en el proceso legal. La sentencia de la primera instancia incluía una parte sustanciosa de contenido que habría sido copiado de la sentencia de primera instancia en el caso “Eternit 1” de febrero de 2012. Es evidencia clara de que un segundo juicio tratando el mismo asunto tuvo lugar en Turín, lo cual es una violación del principio de “no dos veces por lo mismo” (“ne bis in idem”).

El Tribunal de Apelación de Turín trató los argumentos de la defensa bajo un punto crucial. En el caso del residente de la fábrica, el tribunal reconoció la jurisprudencia italiana establecida que dice que, en el caso del mesotelioma maligno relacionado con el asbesto, la relación causal entre las acciones u omisiones del empresario y la enfermedad relacionada con el asbesto de una persona no puede ser demostrada. En consecuencia, el tribunal absuelve a Stephan Schmidheiny de la culpa y condena en este caso. Desde la perspectiva de la defensa, este veredicto también tiene un efecto secundario en los procesos de primera instancia en Novara, donde Stephan Schmidheiny está acusado del homicidio intencional de 392 personas. Según la acusación, todas estas 392 personas murieron por mesotelioma relacionado con el asbesto. Por tanto, la defensa de Schmidheiny también espera una absolución del juicio actual en Novara.

En el caso del extrabajador, la causa de muerte determinada en el juicio fue la asbestosis. El trabajador en cuestión, Giulio Testore, trabajó en la fábrica de Cavagnolo desde 1955 hasta 1981. Ya este individuo fue mencionado como víctima en el primer juicio Eternit. Según las historias médicas presentadas en el juicio, él murió en 2008 a la edad de 82 años. La asbestosis es una enfermedad pulmonar. Esta resulta de la inhalación y deposición de polvo de asbesto en el tracto respiratorio. El riesgo de contraer asbestosis aumenta con la cantidad de exposición al polvo y también con los años de exposición al asbesto. En el juicio, la defensa mostró pruebas de que la exposición al polvo que causa la enfermedad no estuvo relacionada con el periodo que es relevante para Stephan Schmidheiny.

Sin embargo, el tribunal concluyó que Stephan Schmidheiny fue personalmente responsable de la muerte del trabajador. Por tanto, en el caso de Stephan Schmidheiny, el mismo tribunal en Turín decidió completamente lo opuesto teniendo los mismos hechos: En una sentencia de 2015, los gerentes locales que eran los responsables en la fábrica entre 1976 y 1986 fueron absueltos de responsabilidad en la muerte de Giulio Testore. En su sentencia, el tribunal de Turín encontró que la exposición al polvo en el periodo entre 1976 y 1986 había sido tan baja que era irrelevante en términos de la enfermedad de Giulio Testore.

 

Datos sobre Stephan Schmidheiny y las fábricas de Eternit en Italia

Stephan Schmidheiny asumió la gerencia de la empresa Swiss Eternit Group SEG, relevando a su padre, en 1976 a la edad de 28 años. Cuando Stephan Schmidheiny asumió la gerencia, SEG desplegó una extensa red de participaciones minoritarias en las fábricas de Eternit de 32 países. En Italia, SEG tenía una participación en Eternit SpA. La filial italiana de Eternit fue fundada en 1906 y operaba fábricas en Casale Monferrato, Bagnoli (Nápoles), Rubiera y Siracusa. El procesamiento de asbesto o amianto fue legal en Italia hasta el año 1992. Los procesos legales en contra de Stephan Schmidheiny trataban eventos del periodo comprendido entre el ingreso de Stephan Schmidheiny en 1976 hasta 1986, cuando quebró la empresa italiana Eternit SpA.

Inversiones en miles de millones

Stephan Schmidheiny asumió la gerencia de la empresa Swiss Eternit Group SEG, relevando a su padre, en 1976 a la edad de 28 años. Cuando Stephan Schmidheiny asumió la gerencia, SEG desplegó una extensa red de participaciones minoritarias en las fábricas de Eternit de 32 países. En Italia, SEG tenía una participación en Eternit SpA. La filial italiana de Eternit fue fundada en 1906 y operaba fábricas en Casale Monferrato, Bagnoli (Nápoles), Rubiera y Siracusa. El procesamiento de asbesto o amianto fue legal en Italia hasta el año 1992. Los procesos legales en contra de Stephan Schmidheiny trataban eventos del periodo comprendido entre el ingreso de Stephan Schmidheiny en 1976 hasta 1986, cuando quebró la empresa italiana Eternit SpA.

Se seguirá ofreciendo un programa humanitario para las víctimas

Durante el llamado “periodo suizo” (1973-1986), SEG otorgó a la empresa holding italiana Eternit SpA la habilidad de realizar cuantiosas inversiones que ascendieron a los 89 mil millones de liras, en forma de aumentos de capital y préstamos, sobre todo para la mejora de la seguridad laboral. Durante el mismo periodo, nunca se entregó ninguna ganancia a SEG. Por tanto, la participación que se tuvo sobre Eternit SpA resultó en un negocio de grandes pérdidas para el grupo suizo. Las inversiones realizadas hicieron posible el cumplimiento de las normas de seguridad de “uso seguro” en las fábricas de Eternit SpA. Estas normas reconocidas internacionalmente también fueron difundidas en esa época por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Para minimizar los riesgos para la salud, los gobiernos prescribieron medidas de seguridad para plantas procesadoras de asbesto, buscando reducir la exposición al polvo. Como lo fue demostrado por la defensa en los procesos legales, los inspectores gubernamentales del trabajo siempre habían encontrado que los procesos de producción en las fábricas Eternit de Italia siempre estaban en cumplimiento de los estándares seguridad durante el periodo en cuestión.

En Italia, como en todos los países industrializados de Occidente, el asbesto o amianto fue ampliamente usado por décadas en una gran variedad de productos. El asbesto, por tanto, se encontraba prácticamente por doquier. En esa época, los hallazgos científicos sobre las consecuencias para la salud del procesamiento de asbesto llevaron a la comunidad internacional a asumir que el uso seguro del asbesto era posible. No fue hasta el final del siglo XX – mucho después del periodo tratado por el juicio – que la ciencia concluyó que el asbesto no puede usarse de forma segura. Contrario a lo que se había propuesto hasta ese momento, minimizar la exposición al polvo no es suficiente para prevenir la aparición del mesotelioma maligno relacionado con el asbesto. Este hallazgo impulsó la prohibición del procesamiento de asbesto en Europa en la década de 1990. La OIT y la OMS han promovido una prohibición mundial del procesamiento de asbesto desde el 2006.

A la fecha, la ciencia de cómo las fibras de asbestos causan la aparición del mesotelioma maligno no ha sido completamente entendida. También es imposible determinar con exactitud cuándo comienza la enfermedad. En consecuencia, el agente causal de una enfermedad relacionada con el asbesto, lo cual es decisivo en un juicio criminal, no puede demostrarse fuera de toda duda, ni en términos de la fuente relevante de asbesto ni en términos de los tiempos de aparición de la enfermedad. Por otra parte, está científicamente demostrado que la enfermedad pulmonar relacionada con el asbesto conocida como asbestosis depende de la exposición efectiva al polvo y la duración de la exposición al asbesto.

La defensa de Stephan Schmidheiny ha demostrado con hechos ante el tribunal de apelación en Turín que las acusaciones perpetuas por parte de los acusadores son insinuaciones sin fundamento y completas presunciones. Stephan Schmidheiny no es responsable de la tragedia del asbesto y de la muerte de ambas personas. En cambio, sus responsables acciones han resguardado a muchas personas de la enfermedad del asbesto. Stephan Schmidheiny es reconocido mundialmente como un pionero en la mitigación de los riesgos del procesamiento de asbesto. La defensa de Stephan Schmidheiny cuenta con la prevalencia total de la verdad y la justicia ante el más alto tribunal italiano y con la absolución de Stephan Schmidheiny. La defensa también exigirá que sea absuelto en los otros procesos penales en curso de Eternit en Novara y Nápoles.

Se seguirá ofreciendo un programa humanitario para las víctimas

Comprometido con sus principios empresariales y filantrópicos, Stephan Schmidheiny lleva años ocupándose de las víctimas de la tragedia del asbesto en Italia: Desde el 2008, él ha ofrecido indemnizaciones a extrabajadores y a residentes de las fábricas de Eternit afectados por la enfermedad del asbesto. Para ofrecer ayuda a los afectados de forma sencilla y sin burocracia, se puede acceder a eta oferta a través del sitio web www.offerta-eternit.it. Entretanto, más de 2.000 personas han aceptado la oferta. Se han pagado indemnizaciones de dos dígitos en los millones. Stephan Schmidheiny seguirá ofreciendo este programa humanitario en favor de las víctimas de esta tragedia social.

 

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Para más información:

Lisa Meyerhans, vocera del Dr. Stephan Schmidheiny,
correo electrónico: info@meyerhanspartner.ch

Prof. Dr. Astolfo Di Amato, abogado principal del Dr. Stephan Schmidheiny,
correo electrónico: astolfodiamato@diamato.eu

Se recurrirá la condena injusta dictada en el juicio de Eternit en Nápoles (06 de abril de 2022)

Comunicado de prensa 6 de abril de 2022

 

Se recurrirá la condena injusta dictada en el juicio de Eternit en Nápoles
La condena de Stephan Schmidheiny por homicidio culposo es injustificada

 

En otro juicio de Eternit, se pronunció un fallo en primera instancia el 6 de abril de 2022: el tribunal de jurado de Nápoles condenó al Dr. Stephan Schmidheiny a tres años y seis meses de prisión por el presunto homicidio involuntario de un extrabajador de la fábrica de Eternit en Bagnoli. La sentencia infringe la ley italiana, así como los principios jurídicos fundamentales. Por tal motivo, la defensa anuncia que recurrirá esta condena injusta y seguirá luchando por la absolución de Stephan Schmidheiny en Nápoles. Asimismo, la defensa de Stephan Schmidheiny ha probado con hechos en Nápoles que las continuas acusaciones de los fiscales son insinuaciones infundadas y meras alegaciones. Stephan Schmidheiny fue el primer empresario industrial en defender de manera constante la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores encargados del procesamiento del asbesto. Si bien el tribunal de jurado de Nápoles denegó la petición de la fiscalía de condenarlo por homicidio voluntario, este no valoró plenamente las pruebas contundentes de la inocencia de Stephan Schmidheiny en su veredicto. La defensa de Stephan Schmidheiny cuenta con que la verdad y la justicia prevalezcan por completo en segunda instancia y que Stephan Schmidheiny sea absuelto. La defensa también exigirá que sea absuelto en los otros juicios de Eternit en curso en Turín y Novara.

Stephan Schmidheiny enfrenta cargos penales absurdos en Italia desde 2003: desde el inicio del primer juicio de Eternit en 2003, la fiscalía ha alegado que Stephan Schmidheiny orquestó una conspiración a escala mundial para ocultar el peligro del asbesto para la salud humana. Por puro afán de lucro, había omitido las medidas de seguridad necesarias en las fábricas italianas y, por tanto, había provocado, a sabiendas y voluntariamente, la muerte de trabajadores y residentes de las fábricas de Eternit en Italia. Estas acusaciones son ficticias y contradicen los hechos y las pruebas presentados en los juicios.

Desde abril de 2019, se lo ha sometido a juicio ante la Corte di Assise de Nápoles por la acusación de homicidio intencional de seis trabajadores y dos residentes de la fábrica de Eternit en Bagnoli (Nápoles). Los documentos históricos presentados y los varios peritajes escuchados demuestran a todas luces que Stephan Schmidheiny no es responsable de la muerte de las ocho personas. Stephan Schmidheiny dirigió el Grupo Suizo Eternit de forma responsable y de conformidad con las leyes vigentes en ese momento. Además, se tomó muy en serio los riesgos del procesamiento del asbesto que se conocían en aquel entonces: bajo su tutela, el Grupo Suizo Eternit permitió que la italiana Eternit SpA realizara cuantiosas inversiones para reforzar las medidas de seguridad. De esta manera, fue posible cumplir con las normas de “uso seguro del asbesto” vigentes en aquella época. Además, el grupo suizo instó expresamente a los gerentes locales a cumplir de manera exhaustiva con las disposiciones.

El hecho es que, en la zona industrial de Bagnoli (Nápoles), varias grandes empresas habían utilizado asbesto en sus procesos de producción durante décadas (Italsider, Cementir, Eternit). El procesamiento del asbesto fue legal en Italia hasta 1992. El proceso judicial contra Stephan Schmidheiny abarcaba los hechos ocurridos en el período de 1976 a 1986. Los descubrimientos científicos en aquella época sobre las consecuencias para la salud del procesamiento del asbesto llevaron a la comunidad mundial a suponer que el uso seguro del asbesto era posible. Para minimizar los riesgos para la salud, los estados impusieron medidas de seguridad para que las industrias redujeran la exposición al polvo. Como demostró la defensa en el juicio, el cuerpo de inspectores laborales estatales siempre había encontrado procesos de producción adecuados y acordes con las normas de seguridad en las fábricas de Eternit en Italia durante el período en cuestión, y había confirmado la enorme reducción de polvo lograda gracias a ello.

A pesar de estos hechos, el tribunal condenó a Stephan Schmidheiny por el homicidio culposo de un extrabajador. No obstante, el tribunal descartó claramente la existencia de dolo, razón por la cual seis de los presuntos delitos han prescrito. El tribunal también absolvió a Stephan Schmidheiny en uno de los casos imputados.

Sin embargo, el fallo es claramente ilegal: en Italia, se han celebrado numerosos juicios penales en los últimos años contra personas que tenían responsabilidad como gerentes en plantas de procesamiento de asbesto o que eran propietarios de estas. La jurisprudencia italiana ha desestimado la responsabilidad de las personas que ejercían su cargo solo por una parte de la exposición total de las víctimas al asbesto, ya que es imposible determinar el momento en que surgió la enfermedad.

La constatación científica de que no es posible hacer un uso seguro del asbesto no se estableció hasta finales del siglo pasado, mucho después del período que abarca el proceso judicial. Contrariamente a lo que se había postulado hasta entonces, una reducción de la exposición al polvo no es suficiente para prevenir el desarrollo del mesotelioma relacionado con el asbesto. A raíz de esta constatación, se prohibió el procesamiento del asbesto en Europa en la década de 1990. Hasta el día de hoy, la ciencia no tiene claro exactamente cuántas fibras de asbesto provocan la aparición del mesotelioma, un cáncer relacionado con el asbesto. También es imposible determinar de manera exacta cuándo comienza la enfermedad. En consecuencia, el motivo causal de las enfermedades relacionadas con el asbesto, lo cual es decisivo en los procesos penales, no puede probarse de manera fehaciente, ni en lo que respecta a la fuente de asbesto pertinente ni en lo que respecta al tiempo.

La defensa recurrirá este fallo absurdo y confía en que la verdad y la justicia prevalecerán en una próxima instancia, y que Stephan Schmidheiny será absuelto. La defensa también exigirá que sea absuelto en los otros procesos penales en curso de Eternit en Turín y Novara.

Se seguirá ofreciendo un programa humanitario para las víctimas

Comprometido con sus convicciones empresariales y filantrópicas, Stephan Schmidheiny lleva años ocupándose de las víctimas de la catástrofe del asbesto en Italia: desde 2008, ofrece indemnizaciones a antiguos empleados y residentes de las fábricas de Eternit afectados por enfermedades provocadas por el asbesto. Para poder ayudar a los afectados de forma sencilla y sin trámites burocráticos, se puede acceder a la oferta a través del sitio web www.offerta-eternit.it. Entretanto, más de 2000 personas han aceptado la oferta. Se han pagado indemnizaciones en elevadas cifras millonarias. Stephan Schmidheiny seguirá ofreciendo este programa humanitario en favor de las víctimas de esta tragedia social.

 

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Para más información:

Lisa Meyerhans, responsable de comunicaciones del Dr. Stephan Schmidheiny,
correo electrónico: info@meyerhanspartner.ch

Prof. Dr. Astolfo Di Amato, abogado principal del Dr. Stephan Schmidheiny,
correo electrónico: astolfodiamato@diamato.eu

 

Datos sobre Stephan Schmidheiny y las fábricas de Eternit en Italia

Stephan Schmidheiny es considerado en todo el mundo un pionero a la hora de afrontar los riesgos del procesamiento del asbesto. Asumió la dirección del Grupo Suizo Eternit (Swiss Eternit Group, SEG) de manos de su padre en 1976 a la edad de 28 años. Cuando Stephan Schmidheiny asumió el cargo, SEG tenía una extensa red de participaciones minoritarias en las fábricas de Eternit en 32 países. En Italia, SEG tenía una participación en Eternit SpA. La filial italiana de Eternit se fundó en 1906 y realizaba sus operaciones en las fábricas de Casale Monferrato, Cavagnolo, Bagnoli (Nápoles), Rubiera y Siracusa.

Stephan Schmidheiny nunca había ocupado personalmente un puesto en la italiana Eternit SpA. Nunca formó parte de la junta directiva ni de la gerencia del holding italiano Eternit SpA, ni ocupó un puesto en alguna de sus fábricas. Entre 1973 y la quiebra de Eternit SpA en 1986, SEG fue el principal accionista, razón por la cual este período se denomina “período suizo” en el proceso judicial de Eternit. El procesamiento del asbesto se prohibió en Italia en 1992.

Inversiones en miles de millones

El hecho es que SEG nunca obtuvo ganancias de la italiana Eternit SpA durante el llamado “período suizo” (1973-1986). Por el contrario, SEG permitió que el holding italiano Eternit SpA realizara cuantiosas inversiones por un total de 89 000 millones de liras a través de aumentos de capital y préstamos, sobre todo, para mejorar la seguridad laboral. Gracias a las inversiones, fue posible cumplir con las normas de seguridad de “uso seguro” en las fábricas de Eternit SpA. Estas normas reconocidas a nivel internacional también fueron difundidas en esa época por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En Italia, aproximadamente 1000 empresas utilizaban asbesto en su producción. El Estado italiano recién comenzó a regular el procesamiento del asbesto después del cierre de las fábricas y la quiebra de Eternit SpA en 1986.

En 1983, la UE había emitido la Directiva 83/477/CEE sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al asbesto durante el trabajo. Esta directiva establecía la concentración máxima admisible de fibras de asbesto en las instalaciones industriales y debería haber sido incorporada a la legislación nacional de los Estados miembros a principios de 1987 a más tardar. En una sentencia de diciembre de 1990, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que Italia no había incorporado esta directiva y, por tanto, había incumplido sus obligaciones en virtud del Tratado CEE. No fue hasta 1991 que el Estado italiano emitió una directiva con este fin, seguida de una prohibición general del asbesto en marzo de 1992.

Al aplicar normas de seguridad reconocidas a nivel internacional, SEG impuso normas mucho más estrictas a los procesos de producción de la italiana Eternit SpA que el Estado italiano y los competidores de Eternit.

En una sentencia de Eternit, el máximo tribunal italiano también se pronunció sobre la situación de las fábricas de Eternit y sobre el conocimiento de la naturaleza nociva del asbesto en ese entonces. Según esta sentencia escrita del Tribunal de Casación, publicada en mayo de 2018, lo que se sabía en aquella época en el Estado y en la industria era que el uso seguro del asbesto era posible, razón por la cual el procesamiento del asbesto estuvo permitido en Italia hasta 1992. En su sentencia, el Tribunal de Casación también señaló que, durante el “período suizo”, el cuerpo de inspectores laborales estatales siempre había comprobado que se cumplía con las normas relativas a los procesos de producción en las fábricas de Eternit y así lo había confirmado.

Antecedentes de los juicios de Eternit en Italia

Entre 2009 y 2014, se celebró en los tribunales italianos el primer juicio de Eternit, conocido como el “maxijuicio”. El fiscal turinés Raffaele Guariniello acusó a Stephan Schmidheiny de causar una catástrofe de manera intencionada (art. 435 del código penal italiano [Codice Penale, C. P.]) y de no tomar medidas de seguridad deliberadamente (art. 437, C. P.). Como resultado, miles de empleados y residentes de las antiguas fábricas de Eternit estuvieron expuestos al polvo de asbesto y, por lo tanto, murieron de enfermedades relacionadas con este mineral. A finales de 2014, este juicio concluyó con la absolución de Stephan Schmidheiny. El máximo tribunal italiano, la Corte Suprema di Cassazione, determinó que los delitos penales de los que se acusaba a Stephan Schmidheiny ya habían prescrito antes de que comenzara el juicio en primera instancia. Por tal motivo, el Tribunal de Casación no examinó ninguna cuestión de fondo y sostuvo que no debería haberse celebrado el primer juicio penal.

A pesar de esta absolución, el fiscal turinés Raffaele Guariniello presentó nuevos cargos en contra de Stephan Schmidheiny a finales de 2014. Estas diligencias se conocen como “Eternit bis”. La fiscalía reprodujo la acusación formal del primer juicio de Eternit casi al pie de la letra y solo cambió el cargo a “homicidio doloso”. La mayoría de las 258 personas afectadas por enfermedades provocadas por el asbesto ya figuraban como víctimas en el primer juicio de Eternit. Es evidente que se trataba de una repetición de hechos que ya habían sido juzgados de manera legal por todas las instancias y, por tanto, de una violación del principio que prohíbe la nueva aplicación de pena por el mismo hecho (ne bis in idem).

Sin embargo, el cargo en Turín fue examinado en un procedimiento judicial preliminar (udienza preliminare). En noviembre de 2016, el tribunal de Turín responsable de la audiencia preliminar consideró que la intencionalidad no era verosímil y, tras modificar el cargo a homicidio culposo, decidió que solo la planta de Cavagnolo correspondía a la competencia territorial de la fiscalía de Turín y, por tanto, del tribunal de Turín. En consecuencia, el tribunal remitió los casos relacionados con las plantas de Casale Monferrato y Bagnoli (Nápoles) a las fiscalías competentes para su investigación.

La fiscalía de Turín recurrió esta decisión ante el máximo tribunal italiano. En diciembre de 2017 (en una sentencia escrita de mayo de 2018), el Tribunal de Casación confirmó en su totalidad las decisiones tomadas en las diligencias preliminares de Turín y declaró de manera explícita que la acusación de intencionalidad era una afirmación jurídicamente inviable de la fiscalía. En este contexto, la acusación formal conocida como “Eternit bis” se ha dividido ahora en tres vertientes procesales:

“Eternit bis: Torino”: procedimientos relativos a la fábrica de Eternit en Cavagnolo (Piamonte); el tribunal de Turín está a cargo. Acción penal: homicidio culposo de dos personas. Procedimientos en primera instancia entre el 14 de junio de 2017 y el 23 de mayo de 2019. Sentencia en primera instancia (oral) del 23 de mayo de 2019 (escrita el 10/7/2020): condena a cuatro años de prisión por homicidio culposo de dos personas (un trabajador y un residente de la fábrica de Eternit en Cavagnolo). El 24 de septiembre de 2020, la defensa recurrió el fallo en primera instancia. Mediante citación judicial del 2 de febrero de 2022, el Tribunal de Apelación de Turín fijó el inicio de los procedimientos en segunda instancia para el 3 de marzo de 2022. En la audiencia del 3 de marzo de 2022, la fiscalía y las partes civiles solicitaron la confirmación de la sentencia en primera instancia. La próxima audiencia se celebrará el 18 de mayo de 2022, en la que se presentarán los alegatos de la defensa. El Tribunal de Apelación decidirá posteriormente; se espera que se dicte el fallo en segunda instancia en los meses de verano de 2022.

“Eternit bis: Casale Monferrato/Novara”: procedimientos relativos a la fábrica de Eternit en Casale Monferrato. El tribunal de jurado (Corte di Assise) de Novara es competente. Los procedimientos en primera instancia sobre el homicidio intencional de 392 personas (62 trabajadores y 330 empleados) están en marcha desde el 9 de junio de 2021. Entre tanto, se han celebrado 25 audiencias. El juicio se encuentra en la fase de recepción de pruebas; se han programado audiencias hasta julio de 2022. Se espera que se dicte el fallo en otoño.

Condena arbitraria sin fundamento legal (23 de mayo de 2019)

Comunicado de prensa
23 de mayo de 2019

 

Condena arbitraria sin fundamento legal
Stephan Schmidheiny es chivo expiatorio de la ineficiencia italiana.

 

23 de mayo de 2019 – El tribunal de primera instancia de Turín emitió hoy su decisión en el juicio de Eternit. Se condenó al Dr. Stephan Schmidheiny por el homicidio involuntario de dos individuos. Esta atroz condena carece de fundamento legal. Mientras que los gerentes locales fueron absueltos por este mismo tribunal y por los mismos hechos, al igual que otros casos similares, Stephan Schmidheiny ha sido condenado a cuatro años de prisión. En Turín, claramente no hay igualdad ante la ley. Durante el juicio, la defensa demostró que Stephan Schmidheiny había administrado Swiss Eternit Group (SEG) de manera responsable, según la legislación aplicable, y que había sensibilizado a los gerentes responsables de las empresas Eternit locales en Italia, con información que permitió mejorar la salud y la seguridad ocupacional. SEG facilitó inversiones por 86 mil millones de liras de la empresa italiana Eternit SpA durante el período 1976–1986 que atañe al juicio, y nunca obtuvo ganancias de su filial italiana. Stephan Schmidheiny no es responsable de la tragedia provocada por el uso de asbesto ni de la muerte de las dos personas afectadas. Por el contrario, su consciente enfoque en la industria evitó que innumerables personas contrajeran enfermedades relacionadas con el asbesto. La defensa apelará este ofensivo veredicto. Cabe señalar que Stephan Schmidheiny fue absuelto por la Corte Suprema de Italia en el primer juicio de Eternit en 2014. La condena pronunciada hoy ignora los derechos humanos fundamentales. Renovar un juicio perdido por la fiscalía es una violación al principio de doble enjuiciamiento, el cual está plasmado en la constitución italiana. Este principio garantiza que ninguna persona puede ser enjuiciada ni condenada dos veces por los mismos hechos. La defensa también combatirá este flagrante abuso de la ley.

Con la condena de hoy, el tribunal de Turín ha respaldado las absurdas acusaciones realizadas por la Fiscalía de Turín. Desde el comienzo del primer juicio de Eternit en 2003, la Fiscalía ha afirmado que Stephan Schmidheiny orquestó una conspiración mundial para ocultar los peligros del asbesto en la salud humana. Fue acusado de actuar meramente por codicia y lucro, y de no instituir medidas de seguridad en las fábricas italianas de Eternit, causando la muerte de empleados y residentes locales. Estas acusaciones son una invención que contradice los hechos del caso y las pruebas presentadas en el tribunal.

Pionero en el retiro del asbesto

Alrededor del mundo, Stephan Schmidheiny es considerado como un pionero en abordar los riesgos del procesamiento de asbesto. Asumió la dirección del Swiss Eternit Group (SEG) después de su padre, en 1976, a los 28 años. En ese entonces, SEG tenía una amplia red de participaciones minoritarias en plantas de Eternit en 32 países. Sin embargo, SEG y Swiss Eternit AG eran las únicas empresas enteramente propiedad de la familia Schmidheiny. Otros accionistas, como Eternit Bélgica y una mayoría de accionistas públicos, asimilaban a todas las empresas Eternit extranjeras. Bajo el liderazgo de Stephan Schmidheiny, SEG invirtió de manera significativa en protección laboral y mejoramiento de instalaciones de producción, con el fin de proteger la salud y la seguridad de sus empleados. Lo anterior debe contextualizarse a los estándares de la industria regulados por el estado en esa época, según los cuales era seguro utilizar asbesto si se supervisaba la exposición al polvo.

Miles de millones invertidos

Stephan Schmidheiny nunca ocupó un cargo en la Eternit SpA italiana. Tampoco fue miembro de la junta directiva o de la gerencia del grupo empresarial italiano, y jamás tuvo un puesto en una fábrica de Eternit SpA. La empresa familiar SEG fue meramente una accionista de la Eternit SpA italiana de 1952 a 1986. Entre 1973 y la liquidación de Eternit SpA en 1986, SEG fue su principal accionista. Por ello, en los juicios Eternit, a este tiempo se le llamó “período suizo”. El procesamiento de asbesto no fue prohibido en Italia hasta 1992.

El hecho es que, durante este período suizo (1973-1986), SEG nunca recaudó ninguna ganancia de la empresa Eternit SpA italiana. En cambio, mediante aumentos de capital y préstamos de accionistas, SEG habilitó al grupo empresarial italiano para hacer inversiones por 86 mil millones de liras (hoy equivalentes a unos 300 millones de francos suizos) para mejorar, en particular, la seguridad laboral. Esto redujo dramáticamente los niveles de polvo y la incidencia de enfermedades en las fábricas pertenecientes a la Eternit SpA italiana en Casale Monferrato, Cavagnolo, Napoli-Bagnoli, Rubiera y Siracusa.

Las inversiones permitieron a las plantas de Eternit SpA cumplir con los estándares de “uso seguro”. Estos estándares, reconocidos internacionalmente, eran promovidos en ese momento por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Hechos del juicio en Turín

El juicio en Turín, ahora concluido, examinó las muertes relacionadas con el asbesto de Giulio Testore (1926-2008) y Rita Rondano (1940-2012). Según las acusaciones, estas muertes se vincularon a la fábrica de cemento de asbesto operada por Eternit SpA en Cavagnolo. En 1947, se fundó la planta de SACA (Società Anonima Cemento Asbesto) para competir con Eternit SpA. En 1953, SACA fue adquirida por Eternit SpA y, posteriormente, fue administrada como empresa independiente dentro del grupo. La planta en Cavagnolo fue cerrada en 1982 debido a dificultades financieras, y la Eternit SpA italiana inició su liquidación en 1986.

La evidencia presentada ante el tribunal demostró que, al iniciar la producción en la década de 1950, había muy pocas medidas para reducir los niveles de polvo. Las primeras mejoras se hicieron en la década de 1960, cuando se redujo la exposición al polvo por primera vez. Desde el comienzo del período suizo (1973), se hicieron enormes inversiones para mejorar la seguridad laboral. Se instalaron sistemas de extracción, el asbesto era transportado en sacos de plástico sellados y procesado sólo en sistemas cerrados, y se hizo obligatorio el uso de mascarillas. Estas medidas comprobaron una reducción significativa de polvo, hasta los niveles más bajos.

Giulio Testore trabajó en SACA, en Cavagnolo, entre 1955 y 1981, y fue mencionado como víctima en el primer juicio de Eternit. Según la documentación médica presentada durante el juicio, él murió de asbestosis en 2008, a la edad de 82 años. Esta enfermedad pulmonar es causada al inhalar fibras de asbesto, que luego forman depósitos en las vías respiratorias. El riesgo de contraer asbestosis aumenta con el incremento en los niveles de polvo y el número de años de exposición al asbesto. Se comprobó durante el juicio que la exposición al polvo que desencadenó la condición de Testore no se relacionaba con el período en que SEG tenía participación mayoritaria en la Eternit SpA italiana.

Sin embargo, el tribunal concluyó que Stephan Schmidheiny fue personalmente responsable de la muerte de Giulio Testore. Al hacerlo, el tribunal de Turín contradice completamente su propio veredicto en un caso idéntico: su decisión de 2015, en la cual los gerentes locales de SACA durante el período suizo fueron absueltos por la muerte de Giulio Testore. En ese juicio, el tribunal determinó que la exposición al polvo durante el período suizo había sido tan baja, que era irrelevante para la enfermedad de Giulio Testore. Claramente, Turín permite que diferentes leyes se apliquen a los mismos hechos.

Rita Rondano murió de mesotelioma en 2012, a los 72 años. Se cree que las fibras de asbesto activan esta rara forma de cáncer. En el caso del mesotelioma, el período de latencia entre el inicio de la exposición al asbesto y la manifestación del tumor promedia de 30 a 45 años, con un rango de variación de 15 a 70 años. Según los más recientes hallazgos en investigación médica, no es posible determinar cuándo inicia un tumor, es decir, el momento en el cual las células comienzan a cambiar y formar tumores. Además, los científicos han encontrado que la continua exposición al asbesto después de la etapa de inicio del tumor es irrelevante en el desarrollo del cáncer.

Rita Rondano no fue empleada en Eternit. Desde su nacimiento, vivió en zonas expuestas al asbesto y trabajó durante la década de 1960 en una peluquería. En aquel entonces, los secadores de cabello usaban asbesto como aislante. Durante el juicio, la defensa probó que, para cuando Stephan Schmidheiny asumió su cargo en 1976, Rita Rondano ya había estado expuesta al asbesto en diversos sitios por más de 20 años.

A pesar de lo anterior, el tribunal concluyó que Stephan Schmidheiny era responsable por la muerte de Rita Rondano. En busca de una condena, el tribunal de Turín construyó un nexo causal que ningún tribunal, en otros juicios similares relacionados con el asbesto en años recientes, cree que exista. Según la teoría médica sobre la génesis de tipos de cáncer relacionados al asbesto (ahora reconocida por los tribunales italianos hasta la más alta corte de apelación), en un entorno con varias fuentes de exposición al asbesto, no es posible comprobar la exposición específica que conlleve a desarrollar un mesotelioma. Por lo tanto, en el caso de Rita Rondano, es imposible afirmar si el asbesto que causó su enfermedad provino de la fábrica Eternit u otra fuente. Es evidente que el tribunal de Turín está manipulando los hechos para satisfacer los criterios de un delito según lo prescribe la ley, con el fin de condenar a Stephan Schmidheiny.

Chivo expiatorio de la ineficiencia italiana

Unas 1.000 empresas en Italia, incluyendo muchas operaciones estatales, usaron asbesto en su producción. No obstante, durante décadas, el gobierno italiano ignoró las regulaciones para el procesamiento y uso de asbesto. Las faltas del gobierno italiano al regular el procesamiento de asbesto fueron documentadas en detalle en el primer juicio de Eternit, mediante la sentencia de la Corte Suprema italiana emitida el 19 de noviembre de 2014. La sentencia establece que el gobierno comenzó a regular el procesamiento de asbesto mucho después del cierre de la fábrica en Cavagnolo en 1982 y de la liquidación de Eternit SpA en 1986.

La Unión Europea emitió la Directiva Nº 83/477/CEE sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al asbesto en 1983. Esta directiva especifica la máxima concentración permisible de fibras de asbesto en instalaciones industriales, y fue adoptada por los Estados miembros en sus leyes nacionales a más tardar a inicios de 1987. En su sentencia de diciembre de 1990, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea concluyó que Italia no había aplicado esta directiva y, por lo tanto, había incumplido sus obligaciones bajo el Tratado de la CEE. Fue hasta 1991 que el Estado italiano emitió una directiva. En marzo de 1992, finalmente declaró una prohibición al uso de asbesto. Al cumplir estándares de seguridad reconocidos internacionalmente, SEG aplicó normas mucho más estrictas a los procesos de producción de la Eternit Spa italiana que las requeridas por el gobierno italiano o los competidores de Eternit.

En una sentencia posterior, la Corte Suprema italiana también comentó la situación en las fábricas de Eternit (y reconoció los peligros del asbesto) en aquel momento. Según la sentencia escrita, emitida por esta máxima corte de apelación en mayo de 2018, el conocimiento del gobierno y de la industria en aquel entonces se basó en el supuesto de que el asbesto podía utilizarse de forma segura, razón por la cual Italia había permitido el procesamiento de asbesto hasta 1992. La sentencia también señaló que, durante el periodo suizo, los inspectores del gobierno siempre consideraron que los procesos de producción en las fábricas de Eternit eran prudentes y cumplían las normas, lo cual confirmaron.

 

Mantenimiento del programa humanitario para las víctimas

Con base en sus creencias empresariales y filantrópicas, Stephan Schmidheiny ha cuidado de las víctimas de la catástrofe por asbesto en Italia durante años. Desde 2008, ha estado ofreciendo compensación a exempleados y vecinos de las fábricas de Eternit, afectados por enfermedades relacionadas al asbesto. En aras de proporcionar ayuda de forma sencilla y sin burocracia a los afectados, la oferta está disponible en la página web www.offerta-eternit.it. Unas 2.000 personas ya han aceptado esta oferta, y se han compensado más de 50 millones de francos suizos. Stephan Schmidheiny seguirá manteniendo este programa en beneficio de las víctimas de esta tragedia social.

 

Antecedentes de juicios Eternit

El primer juicio de Eternit en los tribunales italianos, conocido como el “Maxi” juicio, se realizó de 2009 a 2014. El fiscal de Turín, Raffaele Guariniello, acusó a Stephan Schmidheiny de causar intencionalmente un desastre (Art. 435 del Codice Penale o código penal italiano) y no tomar medidas de seguridad deliberadamente (Art. 437 Codice Penale). Se alegó que miles de empleados y vecinos de las antiguas fábricas de Eternit habían sido expuestos al polvo de asbesto, lo que condujo a muertes por enfermedades relacionadas con el asbesto. Este juicio terminó en 2014 con la absolución de Stephan Schmidheiny. En su decisión, la Corte Suprema italiana (Corte Suprema di Cassazione) encontró que los delitos por los que fue acusado el Dr. Schmidheiny habían prescrito antes de que comenzara el juicio ante el tribunal de primera instancia. La Corte Suprema no se pronunció sobre el contenido del caso y concluyó que el primer proceso penal nunca se debió haber realizado.

A pesar de esta absolución, a finales de 2014, Raffaele Guariniello presentó más acusaciones contra Stephan Schmidheiny. Este juicio se conoce como “Eternit bis”. En esta ocasión, el fiscal usó la acusación del primer juicio de Eternit casi sin cambios, con excepción de modificar la denuncia penal por “homicidio voluntario”. La mayoría de las 258 personas afectadas por enfermedades relacionadas con el asbesto ya había sido mencionada como víctimas en el primer juicio de Eternit. Esto claramente repite la presentación de circunstancias que ya ha sido objeto de un juicio final y absoluto por parte de todos los tribunales competentes y, por lo tanto, constituye una violación del principio de doble enjuiciamiento.

Sin embargo, los cargos fueron presentados en audiencias preliminares (udienza preliminare) en Turín. En noviembre de 2016, el tribunal de Turín, responsable de estas audiencias preliminares, determinó que sólo la fábrica de Cavagnolo estaba en la jurisdicción territorial de la fiscalía de Turín y, por ende, del tribunal de Turín. El tribunal refirió así los casos de las plantas en Casale Monferrato, Napoli-Bagnoli y Rubiera a las fiscalías correspondientes, para que llevaran a cabo sus propias investigaciones. En cuanto a los casos en Cavagnolo, el tribunal decidió que la acusación de “homicidio voluntario” era legalmente insostenible, y que el cargo debía ser por “homicidio involuntario”. La fiscalía de Turín apeló esta decisión ante la Corte Suprema italiana, la cual, en diciembre de 2017 (y mayo de 2018, cuando emitió su sentencia por escrito), confirmó la decisión de la audiencia preliminar. La Corte declaró, explícitamente, que la acusación por intención era legalmente indefendible para la fiscalía. Los cargos conocidos como “Eternit bis” ahora se dividen en cuatro grupos separados de procedimientos.

“Eternit bis – Turín”: principal procedimiento de primera instancia por el delito de homicidio involuntario de un trabajador y una vecina de la fábrica Eternit en Cavagnolo, el cual está en curso desde 2017. La decisión del tribunal de primera instancia se presentó el 23 de mayo de 2019.

“Eternit bis – Nápoles”: la fiscalía de Nápoles presentó cargos en agosto de 2017, alegando homicidio voluntario de ocho individuos. Los procedimientos judiciales preliminares concluyeron el 25 de enero de 2019. Los principales procedimientos en primera instancia, por el delito de homicidio voluntario de seis empleados de la fábrica Eternit en Napoli-Bagnoli y dos residentes locales, comenzaron el 12 de abril de 2019 en el tribunal de Nápoles (corte d’assise). Este juicio, por ende, contradice el fallo de la Corte Suprema italiana que indica que Stephan Schmidheiny no puede ser acusado de actuar intencionalmente en este caso.

“Eternit bis – Casale Monferrato”: la investigación criminal por parte de la fiscalía de Vercelli, la cual tiene la responsabilidad territorial, concluyó en marzo de 2019. El cargo planteado es el homicidio voluntario de 62 empleados de la fábrica Eternit en Casale Monferrato y 330 residentes locales. Se espera que se presenten los cargos formales durante el verano de 2019. Luego, habrá un juicio preliminar para examinar los aspectos técnicos de los cargos. Los cargos que la Fiscalía pretende presentar contradicen la sentencia de la Corte Suprema italiana que indica que Stephan Schmidheiny no puede ser acusado de actuar intencionalmente en este caso.

“Eternit bis – Rubiera”: la fiscalía de Reggio Emilia está realizando la investigación criminal, ya que posee la responsabilidad territorial.

 

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Para más información:

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Prof. Astolfo Di Amato, principal abogado defensor de Stephan Schmidheiny, correo electrónico:
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No habrá segundo juicio “Eternit bis” (29 de noviembre 2016)

Comunicado de prensa
29 de Noviembre de 2016

 

No habrá segundo juicio ‘Eternit bis’
Sin embargo, contrariamente a lo que indica la ley, se abrió un proceso en Turín por los casos de homicidio por negligencia de dos ex trabajadores de Eternit.

 

29 Noviembre 2016 – La sentencia sobre las acusaciones de “Eternit bis” fue presentada hoy en una audiencia preliminar. El juez decidió no permitir un segundo juicio completo contra Stephan Schmidheiny por 256 casos, según la acusación del fiscal.

En cambio, el proceso judicial que comenzará el 14 de junio de 2017 en Turín, será para abordar la acusación de homicidio por negligencia referidos a dos ex trabajadores de Eternit.
En opinión de la Corte, los otros casos han prescrito o no están bajo la autoridad de la Corte de Turín. Aunque el juez ha aceptado muchos de los argumentos de la defensa, la decisión de permitir que continúen estos nuevos procesos judiciales contra Stephan Schmidheiny es claramente contraria a la ley. La defensa seguirá refutando esta violación del principio non bis in ídem (ser juzgado dos veces por la misma causa) a través de todos los tribunales.

A pesar de que la Suprema Corte de Italia (Corte Suprema di Cassazione), absolvió a Stephan Schmidheiny en el primer caso de Eternit el 19 de noviembre de 2014, ahora enfrenta un segundo juicio por el mismo asunto. Esta nueva acusación de que Stephan Schmidheiny causó el homicidio por negligencia de dos empleados de las fábricas de Eternit es insostenible. Bajo el liderazgo de Stephan Schmidheiny, el Grupo Suizo Eternit (SEG) permitió al italiano Eternit SpA realizar enormes inversiones para mejorar la seguridad laboral, logrando que las fábricas italianas de Eternit cumplieran con los estándares de seguridad aplicables internacionalmente. El meticuloso enfoque de Stephan Schmidheiny en la industria evitó que muchas personas contrajeran enfermedades relacionadas con el asbesto. Por el contrario, el Estado italiano no reguló el manejo del asbesto durante el período en cuestión, y sólo instituyó regulaciones básicas para proteger a los empleados años más tarde, bajo presión de la Unión Europea.

En los cargos del juicio Eternit bis, la Fiscalía de Turín acusó a Stephan Schmidheiny de causar la muerte de 258 individuos de forma continua e intencional. Las audiencias preliminares, que comenzaron en mayo de 2015 y que ya han terminado, examinaron los requisitos formales para efectuar un segundo juicio. El juez concluyó que la acusación de la Fiscalía de que Stephan Schmidheiny actuó intencionalmente no tiene fundamento. La Corte considera que la acusación debe ser por negligencia y, desde esta calificación, más de 100 acusaciones han prescrito. El juez también sostuvo la mayoría de las objeciones planteadas por la defensa con respecto a falta de autoridad de la corte de Turín en este asunto. Las oficinas de la Fiscalía en Vercelli, Reggio, Emilia y Nápoles tienen competencia legal con respecto a la mayoría de los casos, por lo que serán transferidos a esas oficinas.

No cabe duda de que el primer juicio ya brindó una resolución judicial definitiva sobre la conducta por la cual Stephan Schmidheiny es ahora acusado en un segundo proceso en Turín. En el primer juicio de Eternit, el Tribunal de Apelación de Turín condenó de facto a Stephan Schmidheiny de haber deliberada e intencionalmente causado una masacre en las fábricas de Eternit en Italia y que, por lo tanto, es responsable por miles de víctimas que han muerto o padecen enfermedades relacionadas con el asbesto. El Tribunal comparó su comportamiento con la Conferencia de Wannsee, en la cual oficiales nazis decidieron sobre la situación judía. Por lo tanto, como tribunal de segunda instancia, el Tribunal de Apelación de Turín aumentó la condena a 18 años de prisión, conforme a la sentencia por el delito de causar una masacre (‘strage’ en italiano), en virtud del Artículo 422 del Código Penal italiano, que define una masacre como la matanza de un gran número de personas mientras se arriesga la seguridad pública. El delito de causar una masacre, por ende, incluye el delito de homicidio por negligencia.

 

Programa humanitario para las víctimas se mantendrá por el momento

Con base en sus creencias empresariales y filantrópicas, Stephan Schmidheiny ha cuidado de las víctimas de la catástrofe por asbesto en Italia durante años. Desde 2008, ha estado ofreciendo compensación a ex empleados y residentes de las áreas circundantes a las fábricas de Eternit, quienes han sido afectados por enfermedades relacionadas con el asbesto. En aras de proporcionar ayuda sin burocracia a los afectados, la oferta está disponible a través de la página web www.offerta-eternit.it. A la fecha, más de 1.800 personas han aceptado la oferta, y más de 50 millones de francos suizos se han pagado en compensación. A pesar del nuevo proceso penal, Stephan Schmidheiny mantendrá este programa en beneficio de las víctimas de esta tragedia social.

 

Datos sobre Eternit SpA italiano

Stephan Schmidheiny es visto en todo el mundo como pionero en el manejo de riesgos relacionados con el asbesto. Bajo su liderazgo, el Grupo Suizo Eternit (SEG) realizó enormes inversiones en seguridad laboral y mejoramiento de instalaciones de producción, con miras a proteger la salud y seguridad de sus empleados. Es un hecho (que no fue disputado en el primer juicio) que, durante el “periodo suizo” (1973-1986), SEG nunca obtuvo beneficios de la italiana Eternit SpA. En cambio, mediante aumentos de capital y préstamos de accionistas, SEG facilitó que la italiana Eternit SpA invirtiera 75 mil millones de liras (el equivalente a unos 300 millones de francos suizos) en mejoras para la seguridad laboral, entre otros. Esto resultó en una drástica reducción en la exposición al polvo y en el número de casos de la enfermedad.
Las inversiones también hicieron posible cumplir con el estándar de seguridad reconocido internacionalmente, el cual era apoyado en ese entonces por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Debido a las significativas inversiones en seguridad laboral, la firma italiana Eternit SpA quedó rezagada frente a otras empresas procesadoras de asbesto cuyos costos de producción eran más bajos por la ausencia de regulación que les obligara a cumplir con dichas normas de seguridad. Por lo tanto, Eternit SpA se declaró en quiebra en 1986.
La acusación de la Fiscalía de que Stephan Schmidheiny actuó estrictamente por codicia y que, a sabiendas y de manera intencional causó la muerte de empleados y residentes en los alrededores de las fábricas de Eternit, es una farsa y no tiene fundamento real.

 

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Elisabeth Meyerhans Sarasin, Directora de Comunicación de Stephan Schmidheiny,
correo electrónico: info@meyerhanspartner.ch

Prof. Astolfo Di Amato, Principal Abogado Defensor de Stephan Schmidheiny,
correo electrónico: astolfodiamato@diamato.eu

“Eternit bis”: Tribunal Constitucional reconoce las objeciones de la defensa (21 de julio 2016)

Comunicado de prensa
21 de julio de 2016

 

“Eternit bis”: Tribunal Constitucional reconoce las objeciones de la defensa
El principio jurídico “ne bis in idem” es aplicable a la mayoría de las fatalidades descritas en los cargos

 

El 31 de mayo de 2016, el Tribunal Constitucional italiano, la Corte Costituzionale della Repubblica Italiana, llevó a cabo una audiencia pública en torno a la constitucionalidad de los cargos “Eternit bis”. Hoy, 21 de julio de 2016, el tribunal publicó su sentencia, dictaminando que son relevantes las cuestiones de derecho que le expusiera el tribunal pertinente de Turín en cuanto a la interpretación del principio “ne bis in ídem”. Así, el Tribunal Constitucional declaró que en el primer juicio de Eternit ya se emitió un fallo en cuanto a 186 de las 258 fatalidades expuestas en los cargos, por tanto, un nuevo proceso judicial en torno a estos casos violaría el principio jurídico de “ne bis in idem”, el cual garantiza que ninguna persona sea juzgada dos veces por el mismo asunto. Vale la pena notar que en el primer juicio de Eternit en noviembre de 2014, la Corte Suprema italiana absolvió, con sobrada razón, a Stephan Schmidheiny. Con este nuevo fallo, el Tribunal Constitucional ordena al Tribunal de Turín que detenga los procesamientos judiciales relativos a las 186 fatalidades sobre las cuales ya se emitió un veredicto. Aún es posible que un tribunal examine los cargos en torno a las restantes 72 fatalidades. Ahora el equipo de defensa de Stephan Schmidheiny demostrará una vez más al Tribunal de Turín que la acusación de que él causara en forma intencional las fatalidades en cuestión es una burla al sentido común, y que no se debería permitir un segundo juicio en su contra.

El procesamiento judicial preliminar para examinar los cargos “Eternit bis” se llevó a cabo en Turín entre mayo y julio de 2015. En el caso “Eternit bis”, la Oficina del Fiscal de Turín acusa a Stephan Schmidheiny de causar intencionalmente la muerte de 258 personas, y los cargos que presenta repiten las mismas circunstancias y la misma conducta que se examinaron en el primer juicio Eternit, incluso copiando palabra por palabra partes del contenido. Por otro lado, de las 258 fatalidades que son objeto del nuevo proceso, 186 ya fueron incluidas en el primer juicio, del cual Stephan Schmidheiny también fue absuelto, con sobrada razón, por la Corte Suprema de Italia en noviembre de 2014.

El equipo de defensa de Stephan Schmidheiny argumentó en la audiencia preliminar que los cargos “Eternit bis” son inadmisibles; un segundo juicio constituiría una grave violación del principio “ne bis in idem”, el principio que prohíbe un segundo enjuiciamiento por el mismo delito después de haber sido absuelto (double jeopardy en inglés).

En su sentencia del 24 de julio de 2015, la jueza presidente en Turín decidió que el planteamiento de la defensa de Stephan Schmidheiny de que se trataba de una causa ya juzgada debía presentarse al Tribunal Constitucional, para que éste decidiera cómo aplicar el principio “ne bis in idem” en Italia. La defensa opina que no solo la Constitución italiana es relevante en este sentido, sino también el Convenio Europeo de Derechos Humanos, así como el derecho europeo, ya que, específicamente, en Europa el principio “ne bis in idem” se entiende que apunta a los mismos hechos históricos, pero en Italia, se aplica a los mismos hechos judiciales. Esta cuestión de derecho se presentó al Tribunal Constitucional en Roma el 31 de mayo de 2016.

En el fallo que el Tribunal Constitucional ha publicado recientemente, éste interpreta el principio “ne bis in idem” de forma tal que se prohibe presentar un nuevo cargo en aquellos casos legales sobre los que ya se ha dictado sentencia, pero los casos restantes sí pueden presentarse ante un tribunal. En consecuencia, el Tribunal de Turín ahora debe detener el proceso judicial preliminar relativo a las 186 fatalidades que formaron parte del juicio anterior, y debe decidir si llevará adelante un juicio completo por los cargos respecto a las 72 fatalidades sobre las que no se ha dictado sentencia.

La defensa opina que los procesos judiciales relativos a estas 72 fatalidades también deberían prohibirse en función del principio de cosa juzgada. En el primer juicio Eternit, tanto el juez como el fiscal público describieron a Stephan Schmidheiny como exterminador, asesino en serie y terrorista, y las más de 3 mil víctimas fatales en el caso en su contra fueron presentadas como muestra de la veracidad de tales acusaciones. Es evidente que en el primer juicio de Eternit, el tribunal consideró a Stephan Schmidheiny como responsable de todas las fatalidades vinculadas a los sistemas de producción de Eternit en Italia y que pretendía condenarlo en base a ello. No obstante, la Corte Suprema de Italia lo absolvió de todos estos absurdos cargos; sería un abuso de la ley reabrir ahora el mismo caso a través de un nuevo procesamiento judicial, y es por ello que la defensa sostiene que estos procesos judiciales representan una violación del principio “ne bis in idem”.

La defensa presentará pruebas sustanciales de que Stephan Schmidheiny es inocente. La acusación del Fiscal Público de que Stephan Schmidheiny actuó motivado puramente por la codicia de lucrar y que causó la muerte de empleados y residentes del entorno de las fábricas de Eternit a sabiendas y en forma intencional, es por lo tanto una burla al sentido común y no tiene ninguna base en la realidad. Si se llegara a entablar un segundo juicio completo, la defensa probará que Stephan Schmidheiny debe quedar libre de toda culpa y castigo.

Hechos sobre la empresa italiana Eternit SpA

Stephan Schmidheiny es reconocido internacionalmente como un pionero al abordar los riesgos del procesamiento de amianto. Durante su liderazgo del Grupo Suizo Eternit (SEG), este último realizó inversiones de gran envergadura en seguridad laboral y en la mejora de las instalaciones de producción con miras a proteger la salud y la seguridad de sus empleados. Es un hecho —que no se puso en duda en el primer juicio— que durante el “período suizo” (1973-1986), SEG nunca obtuvo ningún beneficio de la compañía italiana Eternit SpA. En cambio, a través de aumentos de capital y préstamos de accionistas, SEG dio la oportunidad a la italiana Eternit SpA para que hiciera inversiones gigantescas de 75 mil millones de liras, equivalente actualmente a cerca de 300 millones de francos suizos, en mejoras a la seguridad laboral, entre otras cosas, lo cual redujo en forma drástica tanto la exposición al polvo, así como los casos de la enfermedad.

Estas inversiones también hicieron posible que se cumpliera con el estándar internacional de uso seguro que se aplicaba en la Unión Europea en aquel tiempo y que también contaba con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Debido a las importantes inversiones en seguridad, la firma italiana Eternit SpA quedó rezagada frente a otras empresas procesadoras de amianto (cuyos costos de producción eran más bajos gracias a la ausencia de regulación que les obligara a cumplir con dichas normas de seguridad), y por tanto entró en liquidación en 1986. Italia no aplicó regulaciones al procesamiento de asbesto hasta 1991, y lo prohibió al año siguiente.

 

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Elisabeth Meyerhans Sarasin, Directora de Comunicaciones de Stephan Schmidheiny, email: info@meyerhanspartner.ch
Prof. Astolfo Di Amato, Abogado Principal de Defensa de Stephan Schmidheiny, email: astolfodiamato@diamato.eu

Italian Constitutional Court examines “Eternit bis” charges (31 de mayo 2016)

Tribunal constitucional italiano examina los cargos “Eternit bis”

El equipo de defensa de Stephan Schmidheiny solicita detener el proceso judicial.  El fallo se emitirá por escrito a su debido tiempo.

El 31 de mayo de 2016, el tribunal constitucional italiano, la Corte Costituzionale della Repubblica Italiana, escuchó los alegatos de las partes en el caso “Eternit bis”, y emitirá su decisión por escrito oportunamente. El equipo defensor de Stephan Schmidheiny sostuvo en la corte que los cargos “Eternit bis” violan el principio de “ne bis in idem” consagrado en el Convenio Europeo de Derechos Humanos y en la ley europea, y que por lo tanto no son admisibles. En el primer juicio de Eternit, Stephan Schmidheiny fue, por supuesto, absuelto por el Tribunal Supremo de Italia en noviembre de 2014.

El proceso judicial preliminar se llevó a cabo en Turín entre mayo y julio de 2015 con el fin de examinar los cargos “Eternit bis”. En el caso del mismo nombre, la Fiscalía Pública de Turín acusa a Stephan Schmidheiny de causar intencionalmente la muerte de 258 personas. Los cargos presentados por la Fiscalía repiten las mismas circunstancias y la misma conducta examinadas en el primer juicio Eternit, e inclusive el escrito es, en partes, copia textual. Aún más, de las 258 fatalidades que son objeto de los cargos “Eternit bis” la mayoría fue incluida en el primer juicio.

El equipo de defensa de Stephan Schmidheiny sostiene que los cargos “Eternit bis” son inadmisibles. Tal es así que el primer juicio de Eternit terminó con su absolución. Un segundo juicio en el mismo asunto constituiría una grave violación del principio “ne bis in idem” (también conocido como double jeopardy en inglés), que garantiza que ninguna persona sea sometida a juicio o castigada dos veces por el mismo asunto. En su sentencia del 24 de julio de 2015, el juez de la audiencia preliminar en Turín decidió que la cuestión de doble enjuiciamiento planteada por la defensa de Stephan Schmidheiny debía presentarse ante el Tribunal Constitucional.

Este último tenía que dictaminar cómo el principio “ne bis in idem” debería aplicarse en Italia.  De acuerdo con la defensa, no solo la Constitución italiana es relevante en este sentido, sino también tanto el Convenio Europeo de Derechos Humanos como el derecho europeo. En forma específica, en el ámbito europeo el principio “ne bis in idem” se entiende que apunta a los mismos hechos históricos. En Italia, por el contrario, se refiere a los mismos hechos judiciales.

“Eternit bis” también contraviene la legislación europea

La defensa cree que el derecho europeo, en concreto, es pertinente al caso “Eternit bis”.  A través de la Convención que implementa el acuerdo de Schengen (CISA), por ejemplo, los Estados miembros de la Unión Europea han creado un espacio común de seguridad y justicia, que también cuenta con normas vinculantes para los sistemas judiciales.  El Artículo 54 de la CISA establece claramente medidas de seguridad para que una persona no pueda ser procesada o castigada más de una vez por la misma causa. De acuerdo con la defensa, esto significa que el artículo 50 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea también es aplicable, el cual prohíbe en forma expresa los procesamientos múltiples.

La defensa espera que el Tribunal Constitucional dictamine el nuevo proceso de Stephan Schmidheiny como una violación del principio “ne bis in idem”, y que ordene al Tribunal de Turín detener los procedimientos en su contra.

Hechos sobre la empresa italiana Eternit SpA

Stephan Schmidheiny es reconocido internacionalmente como un pionero al abordar los riesgos del procesamiento de amianto.  Durante su liderazgo del Grupo Suizo Eternit (SEG), este último realizó inversiones de gran envergadura en seguridad laboral y en la mejora de las instalaciones de producción con miras a proteger la salud y la seguridad de sus empleados. Es un hecho –que no se puso en duda en el primer juicio— que durante el “período suizo” (1973-1986), SEG nunca obtuvo ningún beneficio de la compañía italiana Eternit SpA.  En cambio, a través de aumentos de capital y préstamos de accionistas, SEG dio la oportunidad a la italiana Eternit SpA para que hiciera inversiones gigantescas de 75 billones de liras, equivalentes a cerca de CHF 300 millones hoy, en mejoras a la seguridad laboral, entre otras cosas, lo cual dio como resultado una reducción drástica de la exposición al polvo y de la cantidad de casos de la enfermedad.

Estas inversiones también hicieron posible que se cumpliera con el internacionalmente reconocido estándar de uso seguro que se aplicaba en la Unión Europea en aquel tiempo y que también contaba con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud OMS y la organización internacional del trabajo OIT. Debido a las importantes inversiones en seguridad, la firma italiana Eternit SpA quedó rezagada frente a otras empresas procesadoras de amianto (cuyos costos de producción eran más bajos gracias a la ausencia de regulación que les obligara a cumplir con dichas normas de seguridad), y por tanto entró en liquidación en 1986.

La acusación del Fiscal Público de que Stephan Schmidheiny actuó motivado puramente por la codicia de lucrar, y de que causó la muerte de empleados y residentes del entorno de las fábricas de Eternit a sabiendas y en forma intencional, es por lo tanto una burla al sentido común y no tiene ninguna base en la realidad.

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Elisabeth Meyerhans Sarasin, Directora de comunicaciones de Stephan Schmidheiny,

email: info@meyerhanspartner.ch

Prof. Astolfo Di Amato, Abogado principal de defensa de Stephan Schmidheiny,

email: astolfodiamato@diamato.eu

Cargos “Eternit bis” violan los derechos humanos (12 de mayo 2015)

Comunicado de prensa – 12 de MAYO 2015

Nuevas acusaciones absurdas contra Stephan Schmidheiny

Hoy, martes 12 de mayo de 2015, será el inicio de la audiencia preliminar en Turín del proceso de “Eternit bis”. A pesar de que la Corte Suprema de Italia, la Corte Suprema di Cassazione, absolvió a Stephan Schmidheiny en el caso Eternit el 19 de noviembre de 2014, la Oficina del Fiscal de Turín lo está acusando ahora del asesinato intencional de 258 personas. Esta acusación es absurda, dado que el Grupo Eternit Suiza (SEG) más bien creó las condiciones para que la Italian Eternit SpA hiciera grandes inversiones en la mejora de la seguridad en el lugar de trabajo, por lo que nunca obtuvo ninguna ganancia financiera de su posición como accionista durante el período en cuestión. Además, el volver a montar un juicio tras una primera sentencia absolutoria es una violación de derechos humanos: el principio de ne bis in idem consagrado en el Convenio Europeo de Derechos Humanos garantiza que ninguna persona podrá ser juzgada nuevamente ni castigada dos veces por el mismo asunto. La defensa espera que los jueces responsables resuelvan que los cargos son ilícitos a nivel de la audiencia preliminar que se está poniendo en marcha y que desestimen el caso. Opina la defensa que los nuevos cargos demuestran que Stephan Schmidheiny es objeto de una caza de brujas in Piedmont en la que se manifiesta un deseo de juicios mediáticos que responden a motivaciones políticas. A pesar de los nuevos cargos, Stephan Schmidheiny seguirá manteniendo el programa humanitario creado en el 2008 para las víctimas de la catástrofe de amianto.

De acuerdo a los nuevos cargos, Stephan Schmidheiny, como la “persona realmente responsable” de la Italian Eternit SpA entre 1976 y 1986, a sabiendas e intencionalmente causó la muerte de 68 antiguos empleados de la Italian Eternit SpA y 190 antiguos residentes de las zonas que rodean las fábricas de Eternit. En opinión del Fiscal Público, Stephan Schmidheiny era plenamente consciente de los peligros de procesar el amianto. Sin embargo, impulsado por pura codicia de ganancias, siguió operando las fábricas, no impidió la reutilización privada de los residuos de cemento de asbesto, y no tomó ninguna medida efectiva para mejorar la situación. La defensa de Stephan Schmidheiny ha comprobado ya que las acusaciones de la Fiscalía General en el primer juicio eran infundadas. Stephan Schmidheiny, con su rectitud y escrupulosidad dentro de la industria, fue pionero en poner fin al procesamiento de amianto, y salvó así a miles de personas de contraer alguna enfermedad relacionada con el amianto.

Es un hecho – cosa que no se refutó en el primer juicio – que durante el “período suizo” (1973-1986), el Grupo Eternit Suiza (SEG) nunca cobró ganancia alguna de la Italian Eternit SpA. En cambio, se realizaron inversiones sustanciales. Mediante ampliaciones de capital y préstamos, la SEG permitió que la Italian Eternit SpA realizara inversiones enormes de 75 mil millones de liras – suma equivalente a aproximadamente US $325 millones actuales – para mejorar la seguridad en el lugar de trabajo, entre otras cosas. Esto también permitió el cumplimiento con las normas de seguridad reconocidas a nivel internacional, sobrepasando por mucho los requisitos estipulados por la ley. Esto resultó en una reducción drástica de la exposición al polvo y del número de casos de enfermedad. Sin embargo, debido a las inversiones importantes en la seguridad, la Italian Eternit SpA quedó rezagada con respecto a otras elaboradoras de amianto que no cumplían con dichas normas de seguridad y por ende podían producir a menor costo, y se vio obligada a declarar bancarrota en 1986. Es por esto que, es absurda la acusación, de que Stephan Schmidheiny actuara por puro afán de lucro y que a sabiendas e intencionalmente haya causado la muerte de empleados y residentes.

Alrededor del mundo, Stephan Schmidheiny es considerado como pionero en afrontar los riesgos del procesamiento de amianto. Ya en el 1976 – poco después de tomar las riendas como jefe de la Swiss Eternit Group SEG a los 28 años de edad – Schmidheiny lanzó un programa para desarrollar productos libres de amianto, ello frente a la oposición de la industria. Al mismo tiempo, él instaba a los gerentes a cargo localmente de las fábricas Eternit a que éstos implementaran medidas para proteger la salud y seguridad de los empleados. En 1981 Stephan Schmidheiny anunció la eliminación progresiva del procesamiento de amianto, y ya en 1984 la mayor parte de los productos Eternit se elaboraban sin amianto. De modo que Stephan Schmidheiny estaba muy por delante de la competencia así como de la mayoría de los reglamentos gubernamentales. Hasta la fecha, queda prohibido el procesamiento de amianto en tan solo un tercio de todos los países del mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 125 millones de personas alrededor del mundo siguen exponiéndose al amianto en sus lugares de trabajo. El amianto es un problema social, para el cual la industria, la comunidad internacional y la sociedad comparten la responsabilidad.

Es un hecho que en Italia se permitía el procesamiento de amianto durante el período en cuestión, y que el gobierno italiano no se ocupó de regular la industria. En ese momento las autoridades italianas no habían emitido reglamento alguno que tratara del amianto, y dicho gobierno no prohibiría el procesamiento de amianto hasta 1992.

Con los cargos del caso “Eternit bis”, el Fiscal Público de Turin ha pisoteado el principio que prohíbe un segundo enjuiciamiento por el mismo delito después de haber sido absuelto (“ne bis in idem”, y double jeopardy en inglés), no una sino dos veces. En primer lugar, sus acusaciones contra Stephan Schmidheiny giran en torno a la misma conducta que se le imputó en el primer juicio de Eternit. En segundo lugar, alrededor del 70% de las víctimas enumeradas también se atendieron en el primer juicio de Eternit.

Italia es el único país que pretende afrontar la catástrofe de amianto tramitando procesos penales en contra de individuos. En la mayoría de los demás países industrializados donde está en vigor alguna prohibición contra el amianto, el estado y la industria han encontrado soluciones comunes para atenuar la tragedia social.

Basándose en sus creencias empresariales y filantrópicas, Stephan Schmidheiny ha atendido a las víctimas reales de la catástrofe de amianto en Italia durante años. Desde el 2008, él ofrece indemnización a las personas afectadas por alguna enfermedad relacionada con el amianto. En aras de proveer ayuda sencilla y poco burocrática a los perjudicados, se hace disponible dicha oferta a través de la página web www.offerta-eternit.it. Hasta la fecha, más de 1.700 personas han aceptado la oferta, y se han pagado más de US $55 millones en concepto de indemnizaciones. Stephan Schmidheiny mantendrá este programa en beneficio de las víctimas reales de esta tragedia social hasta nuevo aviso.

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Elisabeth Meyerhans Sarasin, Directora de Comunicaciones de Stephan Schmidheiny, e-mail: info@meyerhanspartner.ch

Prof. Astolfo Di Amato, Abogado Principal de Defensa de Stephan Schmidheiny, e-mail: astolfodiamato@diamato.eu

El desconocido trasfondo de una sentencia absolutoria (12 de diciembre 2014)

Por Martin Killias.

El juicio de Schmidheiny en Italia resulta muy difícil de comprender. Después de haber sido condenado a 16 años de prisión en la primera instancia y a 18 en la segunda, hace tres semanas Schmidheiny recibió inesperadamente una sentencia absolutoria “por prescripción del delito”. Esto es tan erróneo como la extendida opinión de que la segunda instancia confirmó rotundamente la primera y únicamente aumentó la pena. En realidad, la segunda instancia alteró completamente la primera. Al igual que ahora en Roma, se trató de una singularidad del código penal italiano (CPI), es decir, de cómo interpretar las circunstancias agravantes. Las disposiciones pertinentes corresponden en gran medida con el séptimo título del código penal suizo (CPS), prácticamente contemporáneo. En ambos códigos se trata de delitos de riesgo como provocar incendios, hundimientos de edificios o “cualquier otra” desgracia. En la mayoría de dichas disposiciones se conmina una pena más alta en los casos en los que haya daños personales, mientras que en Suiza se prevé una pena menor si las consecuencias son leves. En la primera instancia, este segundo párrafo no fue considerado circunstancia agravante, sino “delito autónomo”, con la consecuencia de que el plazo de prescripción se iniciaba a partir de la fecha de la desgracia, es decir, no antes de que haya fallecido la última víctima del amianto. Teniendo en cuenta la larga latencia de las enfermedades ocasionadas por el amianto, esto podría ocurrir a mediados de este siglo. Como consecuencia, la primera instancia condenó a Schmidheiny por vulnerar las prescripciones sobre seguridad en los puestos de trabajo (art. 437 CPI) y por ocasionar una catástrofe medioambiental (art. 434 CPI). El Tribunal de Apelación, exponiendo sus motivos de manera ejemplar, desestimó dichos argumentos, dado que en el caso de vulneración de prescripciones sobre seguridad, el cuestionado segundo párrafo constituía una circunstancia agravante y, por consiguiente, el plazo de prescripción se iniciaba a partir de la fecha en la que cesaba el comportamiento peligroso, es decir, a más tardar con el cierre de las fábricas en 1986. Como consecuencia, este delito ha prescrito. Sorprendentemente, el Tribunal de Apelación no dedujo la misma consecuencia con respecto al art. 434 CPI (provocar una catástrofe medioambiental), sino que consideró en este caso que el plazo se iniciaba una vez finalizada la catástrofe medioambiental. Los plazos de prescripción de cincuenta años o más son tan extravagantes como que el segundo párrafo, que expresa lo mismo en ambos casos, sea considerado circunstancia agravante (y por tanto prescrita) para una de las disposiciones y, por el contrario, delito autónomo y, en consecuencia, no prescrito para la otra (la catástrofe medioambiental). Aunque todavía no se ha presentado una motivación escrita, se desprende de las notificaciones de Roma que precisamente por dicha contradicción el Tribunal de Casación ha anulado la sentencia del Tribunal de Apelación.

Con esta motivación, el Tribunal Supremo ha podido evitar tener que analizar otros numerosos errores cometidos en la sentencia apelada. Por ejemplo, cabe mencionar que Schmidheiny fue acusado por todo lo ocurrido desde 1952, fecha en que tenía cinco años; que la acusación fue modificada repetidamente e incluso bajo la implicación activa del tribunal, algo absolutamente inadmisible en un Estado de derecho; o que la defensa no tuvo acceso a los expedientes sobre los casos de enfermedad y muerte. Asimismo, el Tribunal de Casación no ha tenido que pronunciarse sobre la extravagante afirmación de que Schmidheiny, mediante una campaña mediática para restar importancia a los riesgos, fue el causante de que Italia haya sido uno de los últimos países europeos en prohibir el procesamiento de amianto. Tampoco ha tenido que examinar la ilimitada extensión de las responsabilidades de una empresa a un único accionista, y mucho menos ocuparse de las desconcertantes comparaciones del presidente del Tribunal de Apelación, quien equiparó al acusado con Hitler. Con su decisión, el Tribunal de Casación ha librado a Italia de una presumible y denigrante derrota en Estrasburgo.

El hecho de que el fiscal general y el Tribunal de Casación de Roma desaprueben de este modo ambas instancias supone un contundente revés para Turín. En lugar de rectificar, en Turín ahora se intenta acusar a Schmidheiny por homicidio doloso, al considerar que ha matado deliberada e intencionadamente a cientos de personas. Con ello se acusa una vez más la supuesta actuación incorrecta de Schmidheiny, es decir, que no cesó inmediatamente el procesamiento de amianto nada más asumir el cargo a la edad de 28 años. Reiniciar un juicio perdido está en contra de los derechos humanos, aunque esto no parece preocuparle a nadie. El primer ministro Renzi, que participa intensamente en las campañas de odio e instigación contra el acusado, quiere ahora incluso que el Estado, es decir el Gobierno, participe en el nuevo proceso como víctima y, por tanto, parte civil. El mismo Estado, nota bene, que jamás se ocupó de los peligros del amianto. ¡Hasta qué punto se pueden pervertir los derechos de las víctimas en un juicio penal! El Gobierno como parte de un juicio penal supondría también el final de la independencia judicial. Tampoco se cuestiona en Italia que la justicia, que dilata durante años procesos urgentes como los relativos a la custodia de los hijos, y que en los sondeos públicos obtiene las peores valoraciones de toda Europa, no escatime en recursos gigantescos para afrontar un juicio que no ayuda a nadie, y mucho menos a las víctimas del amianto. Ha sido el fondo de indemnización de Schmidheiny el que hasta ahora ha concedido ayuda concreta a 1500 damnificados. Muchos han rechazado su oferta porque querían “Giustizia” y, si no cambian las cosas, se arriesgan a salir con las manos vacías.

Martin Killias es catedrático invitado permanente de la Universidad de San Gallen. Participó como asesor del equipo de defensa de Stephan Schmidheiny. En el presente escrito se expresa en nombre propio.

12 de diciembre 2014

Stephan Schmidheiny: pionero en la lucha contra el asbesto (07 de noviembre 2014)

“Cuando miro hacia atrás y tomo en cuenta el conocimiento que tenemos hoy de las muchas víctimas trágicas del asbesto, me siento orgulloso de las medidas tomadas por las compañías del Grupo para proteger a los trabajadores contra los riesgos del asbesto y me consuela haberme mantenido firme en la decisión de teminar con la utilización de ese material, a pesar de la incertidumbre y de la resistencia de la industria y dentro de nuestro propio Grupo. Tal como sabemos actualmente, las enfermedades causadas por el asbesto se manifiestan recién transcurridos muchos años –incluso décadas después- de haber estado expuesto a las fibras. Esta es una situación profundamente deplorable, considerando que ni los gobiernos ni otros miembros de la industria reconocieron las implicancias del problema, ni tomaron durante mucho tiempo las medidas de protección necesarias.”
Stephan Schimidheiny. Mi Visión – Mi Trayectoria”. VIVA Trust. Enero 2006.

En 1976, siendo un joven de 29 años de edad, Stephan Schmidheiny asumió la dirección del Grupo Eternit Suizo (SEG, por sus siglas en inglés). SEG era el grupo económico de la familia dedicado, desde principios del siglo XX, a la fabricación de materiales para la industria de la construcción, a partir de asbesto-cemento.

Se debe resaltar que SEG era un holding; es decir, una entidad dueña de acciones en diversas empresas que, a su vez, eran las que producían los materiales de asbesto-cemento. En total, SEG participaba como accionista minoritario en 19 de 20 empresas ubicadas en igual número de países en todo el mundo. La única empresa en la que tuvo participación mayoritaria fue Eternit Italia, y únicamente entre los años 1973 y 1986, cuando debió declararse en bancarrota y cerró.

El cierre de las plantas fue debido a la imposibilidad de afrontar las adecuaciones necesarias para operar libres de asbesto sin perder su productividad. Cuando Schmidheiny decidió no volver atrás en su decisión de reemplazar el asbesto en todos sus productos, uno de los costos que asumió fue la quiebra en 1986 del holding Eternit SpA Italia. Decretada la quiebra, el síndico designado por la Justicia pasó a controlar la empresa desvinculando completamente a Eternit Suiza de su administración. Fue así como se decidió vender dos de las empresas del holding Eternit SpA —Eternit Reggio Emilia y Eternit Siciliana— a la competencia. Los nuevos propietarios se mantuvieron en el negocio, dado que el uso del asbesto no estaba aún prohibido en Italia. La fábrica en Bagnoli de Eternit Napoli fue descontaminada y cerrada por el administrador del proceso de quiebra.

A pocos meses de asumir el cargo, Stephan Schmidheiny organizó una conferencia en Neuss (Alemania) y convocó a los gerentes de todas las industrias fabricantes de asbesto-cemento del grupo

En la conferencia se informó a los participantes acerca del estado en que se encontraban los avances científicos en relación con los riesgos asociados al uso del asbesto y las medidas de prevención adecuadas y se les solicitó que pusieran en práctica estrictas medidas de seguridad. Para ese entonces ya se conjeturaba que el asbesto podía causar varias enfermedades, siendo la más grave el mesotelioma, un cáncer que suele manifestarse en el organismo varias décadas después de que el paciente haya estado expuesto a polvo de asbesto.

En ese momento la opinión que predominaba en el ámbito científico y en los organismos internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), era que los riesgos asociados al asbesto podían reducirse a niveles aceptables con la implementación de una serie de medidas preventivas.

Incluso la OIT, siete años después de que Stephan Schmidheiny convocara a esa conferencia, emitió un repertorio detallado de recomendaciones de medidas de seguridad, titulado “Seguridad en la utilización del asbesto”, aprobado en 1983 y publicado por primera vez en 1984. La última edición de este repertorio fue publicada en 1990.

Además de la OIT, en aquel tiempo también la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptaba que el asbesto podía usarse con seguridad si se adoptaban medidas adecuadas; incluso un connotado crítico del asbesto de la época, el Profesor Irving Selikoff, apoyaba el “uso seguro” y consideraba que era innecesario que se le prohibiera. Pero no fue sino hasta la década de 1990 que finalmente se pudo entender que el mesotelioma es, muy probablemente, causado por la exposición a fibras de asbesto tan infinitamente pequeñas que no podían ser detectadas con microscopios tradicionales, sino sólo con microscopios electrónicos especiales que no se desarrollaron hasta fines de la década de 1980.

Este avance de la ciencia y otros factores llevaron a que a partir de 1992, varios países industrializados y la Comunidad Europea concluyeran que los riesgos de contraer mesotelioma sólo podían evitarse abandonando totalmente el uso del asbesto en la producción industrial.

En el contexto de aquel momento, en 1976, la iniciativa de Stephan Schmidheiny de sensibilizar a los gerentes de las industrias Eternit sobre los riesgos del asbesto era ciertamente visionaria y valiente. Cabe recordar de nuevo que ni él, ni SEG, como accionista minoritario, tenían la autoridad para imponer u ordenar un curso específico de acción a los presentes en aquella reunión.

La actitud que predominaba entonces entre los industriales del asbesto era la de restarle importancia a los riesgos asociados a este mineral, o negarlos. Muchos de los gerentes presentes en la reunión de Neuss habían trabajado durante décadas para el Grupo Suizo Eternit, pero nunca antes habían sido expuestos a este tipo de mensajes. Para ellos, el contraste con el discurso anterior de negación debió ser impactante.

Teniendo en cuenta este contexto, debió ser poco entendible para ellos que Stephan Schmidheiny hubiera planteando la introducción de un conjunto de costosas medidas de higiene de última generación, diseñadas para reducir considerablemente las concentraciones de fibras de asbesto en el lugar de trabajo y promover la salud y seguridad de los trabajadores; máxime que proponía que se hiciera unilateralmente, es decir, sin que ninguna otra empresa o competidor en la industria estuviera anuente a hacerlo. Al aumentar el costo de producción por la introducción de las medidas de seguridad, estaba provocando que las empresas del Grupo Eternit no pudieran competir. Antepuso la salud y la seguridad de los trabajadores al afán de lucro.

Schmidheiny estaba convencido, en ese momento, de que con esas medidas se podrían reducir los peligros para la salud, llevándolos a niveles aceptables, posición que, como vimos, no adoptó oficialmente la OIT sino siete años después y que mantenía incluso en 1990.

Gracias a los descubrimientos y avances científicos logrados desde entonces, ahora sabemos que la única opción segura hubiera sido abandonar totalmente el uso de asbesto. No obstante, la opinión de Schmidheiny, de que era posible evitar riesgos para la salud adoptando medidas adecuadas era, en aquel momento, compartida por autoridades gubernamentales, expertos médicos, la Unión Europea y la misma OIT, el principal organismo dedicado a establecer normas internacionales en la materia.

También entraban en juego enormes conflictos de intereses. En aquel entonces, no se contaba con un sustituto eficiente para el asbesto empleado en la producción de cemento reforzado por fibras. De hecho, Schmidheiny fue uno de los pioneros en el desarrollo de productos alternativos que más tarde permitieron ir abandonando el asbesto.

Sin embargo, hasta principios de la década de 1980, los productos de asbesto-cemento eran universalmente considerados indispensables en la industria de la construcción. El asbesto-cemento era resistente a las llamas y no se corroía, por lo tanto, las industrias, los legisladores, los gobiernos y las autoridades sanitarias no mostraban mucho interés en suspender su producción.

Incluso en la localidad italiana de Casale Monferrato, donde estaba ubicada una de las plantas de Eternit, el alcalde envió por aquel entonces (1985) una carta personal a Schmidheiny, ante la inminente suspensión de la producción en esa fábrica, en la que se mostraba más preocupado por los efectos que tendría el cierre de la fábrica en el mercado laboral local que por los riesgos para la salud y la contaminación.

No fue sino hasta en 1999 que se emitió la directiva que prohibió la producción de asbesto en la Unión Europea, pero con efecto jurídico efectivo a partir de 2004.

Pero Schmidheiny no solo fue el pionero en reforzar las medidas de seguridad para proteger la salud de los trabajadores; también logró poner en marcha un programa de innovación que se llamó “Nueva Tecnología”, para desarrollar una alternativa al asbesto. Los esfuerzos finalmente dieron resultado cuando ingenieros de la planta de Ricalit, en Costa Rica, encontraron que el asbesto podía ser reemplazado usando pulpa de papel. En 1981, Stephan Schmidheiny públicamente anunció su retirada del procesamiento de asbesto y ya en 1984, la mayoría de los productos de Eternit eran fabricados sin ese mineral.

Stephan Schmidheiny estaba, por lo tanto, muy por delante de sus competidores y de la mayoría de las regulaciones gubernamentales.

De hecho, aún hoy en día, en casi dos tercios de los países del mundo, el procesamiento de asbesto sigue siendo permitido. En una Conferencia de la OIT de 2013, fracasó un intento por prohibir el uso del asbesto a nivel mundial por la oposición de varios gobiernos, entre ellos, los de Rusia y la India.

Desde que asumió la dirección de SEG en 1976, Schmidheiny se dedicó a mejorar las medidas de seguridad para proteger a lo trabajadores y promovió el desarrollo de un sustituto para el asbesto. Dado que no tenía control sobre las empresas en las que participaba como accionista minoritario, se dedicó a convencerlas de que abandonasen el uso de asbesto. En algunas lo logró; en otras no.

A finales de los años 1980, Stephan Schmidheiny vendió todas sus acciones del Grupo Eternit Suiza y se atrevió a emprender un nuevo rumbo empresarial.

Con un patrimonio considerablemente disminuido por haber impulsado significativas inversiones en seguridad, Schmidheiny se diversificó en industrias como la relojería, los instrumentos ópticos de precisión, la fabricación de sistemas de tubería con base en plástico y la industria forestal, entre otras.

En estas nuevas actividades recompuso su patrimonio y, guiado por los mismos valores y principios que le hicieran ser el pionero mundial en contra del uso del asbesto, desarrolló también de manera vanguardista e innovadora, una exitosa carrera como emprendedor social y filántropo.

Un juicio donde se fabricó el culpable que necesitan los fiscales en lugar de buscar la verdad que necesitan las víctimas

“(…) el autor fue llamado a actuar en calidad de perito por la parte demandada en un caso de gran notoriedad en Italia que sirve para iluminar algunos factores de riesgo que han recibido menos atención en la bibliografía reciente. Presiones políticas fuertes y campañas mediáticas intensas, orquestadas muchas veces por fiscales, pueden llevar a graves distorsiones de los hechos en la administración de justicia. (…), las consecuencias perjudiciales de un clima politizado dentro de y en torno al juzgado ya están suficientemente claras como para permitirnos analizar esos factores independientemente del resultado final del juicio.”
Martin Killias, Facultad de Derecho, Universidad de San Gallen.

Stephan Schmidheiny heredó la empresa Eternit Suiza a los 29 años de edad y desde ese momento, en el año 1976, se convirtió en el líder mundial de la eliminación del asbesto en los procesos industriales.

Sin embargo, pese a todo lo realizado, inclusive anticipándose a las medidas tomadas por los estados muchos años después, la justicia de Turín, en Italia, le abrió un proceso judicial por “incumplimiento intencional de medidas de seguridad” en el grupo italiano Eternit entre 1952 y 2008, que “causaron intencionalmente un desastre” que dura hasta nuestros días, motivos por los cuales fue condenado a 18 años de prisión y al pago de una indemnización millonaria a más de 6000 actores civiles.

Las numerosas y graves irregularidades identificadas en el proceso, llevaron la causa al Tribunal de Casación de Roma, que en noviembre de 2014 emitirá su fallo para definir si Stephan Schmidheiny tuvo resguardados sus derechos a legítima defensa y a un juicio imparcial.

Lo que puede explicar el proceso judicial a la industria del asbesto es poder hacer justicia con las víctimas de este mineral. Lo que no explica el expediente judicial es por qué se convierte a Stephan Schmidheiny, ligado durante 13 años a esa actividad y desligado desde hace 25 años, en el único ícono de esa industria centenaria, cuando en la actualidad, más de 2/3 de los países no han prohibido el asbesto y los magnates pasados y actuales de esta industria mantienen su anonimato.

Puede explicarse que jueces y fiscales investiguen para que los daños sociales y ambientales producidos por industrias contaminantes sean reparados. Lo que no explica este caso es cómo pudo avanzar un juicio que fabrica el culpable que necesitan los fiscales en lugar de buscar la verdad que merecen las víctimas.

El Caso

“Si los fiscales ya no están comprometidos con la búsqueda de la verdad sino que ven su rol como la consecución de ciertos objetivos políticos y si las presiones políticas y mediáticas impiden que los tribunales dicten fallos justos, el proceso penal puede ser fácilmente distorsionado por conclusiones falsas respecto a los hechos pertinentes del caso”. (…) “El caso Schmidheiny en Turín es un ejemplo emblemático de cómo se pueden dar condenas injustas en un país básicamente democrático y con un sistema de justicia penal independiente”.

Martin Killias, profesor de la Facultad de Derecho, Universidad de San Gallen

La Acusación

La acusación afirmó que Stephan Schmidheiny, junto con Louis de Cartier un director del grupo belga de Eternit, eran las únicas personas responsables de la empresa italiana Eternit SpA y, como tales, culpables de unas 3000 víctimas del asbesto.

Según la acusación, Stephan Schmidheiny había incumplido intencionalmente las medidas de seguridad en el grupo italiano Eternit entre 1952 y 2008 y había ocasionado  intencionalmente un desastre que, habiendo empezado 1952, llega hasta nuestros días. Por esta acusación, Schmidheiny fue condenado por el Tribunal de Apelación de Turín a 18 años de prisión y al pago de una indemnización millonaria a más de seis mil partes civiles.

La Condena

El 13 de febrero de 2012 el Tribunal penal de primera instancia de Turín aceptó en su fallo gran parte de las demandas de la fiscalía y declaró culpables a Stephan Schmidheiny y a su coacusado.

El Tribunal condenó a cada uno a 16 años de prisión y al pago de una indemnización de 80 millones de euros por incumplir intencionalmente las medidas de seguridad (Art. 437 de la ley penal italiana) y por causar intencionalmente un desastre (Art. 434 ley penal) en dos de las cuatro plantas de producción de la empresa italiana Eternit SpA.

La Apelación

Exactamente un año después de la sentencia de primera instancia, el 14 de febrero de 2013, comenzó ante el Tribunal de Apelación de Turín el procedimiento de segunda instancia.

A finales de mayo de 2013 falleció el coacusado Louis de Cartier y se canceló el juicio en su contra. Dieciséis semanas después de haberse iniciado el proceso de apelación, el 3 de junio de 2013, el Tribunal de Apelación de Turín hizo un pronunciamiento oral con el que elevó a 18 años de prisión la condena impuesta a Stephan Schmidheiny y ordenó el pago de una indemnización provisional de unos 90 millones de euros a más de 900 actores civiles.

Situación actual

El caso ha sido llevado al tribunal más alto de Italia, la Corte de Casación de Roma. Se espera un fallo para el mes de noviembre de 2014.

Los vicios del proceso/ La realidad de los hechos

“Un hombre adinerado como Stephan Schmidheiny, un ciudadano de un país rico (Suiza) que vive en el exterior, con una trayectoria enormemente exitosa en varios sectores industriales y con importantes compromisos filantrópicos y ambientalistas, se ajusta perfectamente al perfil del chivo expiatorio ideal. Al atribuirle toda la culpa a una sola persona, ya no entran en juego los papeles que pudieron tener ministros, organismos públicos a cargo del establecimiento de normas de seguridad en la industria e incluso sindicatos y primeros alcaldes (que muchas veces se preocupan más por proteger los puestos de trabajo que la salud de los trabajadores)”.

Martin Killias, Facultad de Derecho, Universidad de San Gallen.

A

La acusación basó sus denuncias en que Stephan Schmidheiny fue el “director efectivo” o “empleador de facto” de la firma italiana Eternit SpA, una sociedad de capital abierto con múltiples accionistas. En los cerca de 80 años de trayectoria de esta empresa italiana, el Grupo Suizo Eternit fue su mayor accionista individual únicamente durante los últimos años, entre 1973 y 1986, el conocido como “periodo suizo”.

Los estudios hechos sobre los puestos de trabajo comprobaron que el 97% de las exposiciones al asbesto tuvieron lugar antes de 1975, según las medidas de los llamados “fiber years”, que es el indicador “años de fibra” adoptado como unidad de medida estadística de la dosis de fibra inhalada. La dosis es el factor determinante del riesgo de contraer una enfermedad causada por el amianto, lo que significa que los empleados respiraron la mayor parte del polvo de amianto, con un riesgo del 99%, antes de 1975.

Stephan Schmidheiny asumió la responsabilidad del Grupo Suizo Eternit en 1976. Sin embargo, estos estudios no fueron tenidos en cuenta por el tribunal que, para atribuirle culpabilidad al acusado, se basó en estudios epidemiológicos generales del período comprendido entre 1952 y 2008.

B

La empresa italiana Eternit SpA, fundada en 1906, era una sociedad con numerosos accionistas.

De los cerca de 80 años de historia de esta empresa italiana, el Grupo Suizo Eternit, fue su mayor accionista individual únicamente durante los últimos años, entre 1973 y 1986, el conocido como “periodo suizo”.

Con base en estudios de los puestos de trabajo se comprobó que, medidas en los llamados “fiber years” (“años de fibra” = unidad de medida estadística de dosis de fibra inhalada), el 97% de las exposiciones tuvieron lugar antes de 1975.

La dosis es determinante para el riesgo de contraer una enfermedad causada por el amianto, lo que significa que los empleados respiraron la mayor parte del polvo de amianto, con un riesgo del 99%, antes de 1975.

Stephan Schmidheiny no asumió la responsabilidad del Grupo Suizo Eternit sino hasta 1976. Pero estos estudios no fueron tenidos en cuenta por el tribunal, el cual prefirió demostrar la culpabilidad del acusado basándose en estudios epidemiológicos generales entre 1952 y 2008.

C. El Período Suizo

El Grupo Suizo Eternit, fue el mayor accionista individual de la empresa italiana Eternit SpA (que operaba desde 1906), únicamente entre los años 1973 a 1986. Esa época se conoce como “el período suizo”. En 1976, a la edad de 29 años, Stephan Schmidheiny asumió la dirección del Grupo Suizo Eternit. Bajo su mandato se realizaron en la empresa italiana Eternit SpA cuantiosas inversiones para la seguridad de los puestos de trabajo y para mejorar las plantas de producción; eso se hizo para proteger la salud y reforzar la seguridad de los empleados, un hecho documentado detalladamente por la defensa, que no fue refutado.

Debido a las grandes inversiones en seguridad y desarrollo de productos alternativos, unos 70 millones de francos suizos de aquella época (77,9 millones de dólares), la producción de Eternit SpA dejó de ser económicamente competitiva. La empresa fue sometida al régimen de administración controlada y quebró en 1986. Estas inversiones en las fábricas italianas redujeron  drásticamente la exposición al polvo causante de las enfermedades relacionadas con el asbesto, cuando las autoridades italianas todavía no habían promulgado ningún tipo de normativa o ley sobre la manipulación del asbesto.

Italia solo introdujo en su normatividad de 1991 la directiva que reglamentó la concentración máxima de fibra de amianto permitida en explotaciones industriales promulgada por la Unión Europea en 1983, ocho años después de haber sido aprobada. El Estado italiano solo prohibió el procesamiento de asbesto a partir de 1992, es decir, seis años después de que las fábricas italianas de Eternit habían sido cerradas. La directiva de la Unión Europea.

Peritos de la defensa demostraron ante el tribunal que la exposición al amianto y las enfermedades se redujeron drásticamente durante el “periodo suizo”. Un estudio epidemiológico pertinente, demostró que las enfermedades asociadas con el asbesto (asbestosis, cáncer pulmonar y mesotelioma) fueron notablemente inferiores durante el “periodo suizo” que en periodos anteriores.

Durante el periodo relevante para la acusación 1976 a 1986, se estimó que diecisiete empleados enfermaron a causa del asbesto y no las mencionadas 3000 presuntas víctimas, aunque tampoco en esos 17 casos fue posible discernir cuándo ni dónde se produjo la contaminación con asbesto, dado que a la defensa se le negó el acceso a los informes médicos, que no formaron parte de la aceptación de pruebas.

Además, es importante saber que desde el periodo de la latencia hasta la manifestación clínica del mesotelioma pueden transcurrir entre 30 y 50 años y que en los lugares donde operó Eternit SpA también se procesaba asbesto en muchas otras empresas. Simultáneamente con la operación de Eternit, otras fábricas importantes producían también con el asbesto como materia prima, como: Tubigomma, Franger Frigor, Cerrutti, Cementeria Marchino, Filandia Maniseta y Unicem.

En contra de lo que se afirma, durante los cerca de 10 años en los que el Grupo Suizo Eternit fue el mayor accionista individual de la italiana Eternit SpA, ese Grupo no incumplió intencionalmente las normativas de seguridad ni causó, intencionalmente o de ninguna otra forma, un desastre ambiental y de salud de sus colaboradores. Todo lo contrario, posibilitó cuantiosas inversiones para eliminar la exposición al polvo de asbesto. En consecuencia, el riesgo para la salud al que estaban expuestos los empleados del grupo italiano Eternit era mucho menor que el que se corría en las empresas de la competencia y en los cerca de 70 años anteriores de la propia Eternit. Con ello, lejos de exponer a las personas al asbesto, se salvaron vidas humanas.

El Grupo Suizo Eternit adoptó precauciones por su propia iniciativa y muchos años antes de que las autoridades italianas aplicaran regulaciones a la producción con asbesto, medidas que recién fueron tomadas en 1991, cuando se aprobó un reglamento relativo a la manipulación de ese mineral.

D. Manipulación del amianto

La acusación afirmó que el desastre medioambiental en torno a las fábricas de Eternit se originó por 10 motivos diferentes, detallados adelante.

La defensa demostró que esos potenciales focos de contaminación con asbesto se redujeron considerablemente durante el “periodo suizo”.

  1. Sacos de amianto permeables. Durante decenios, el amianto utilizado como materia prima se guardaba en Italia en sacos de yute. Sin embargo, durante el periodo suizo sólo se permitió el uso de sacos herméticos de plástico.
  2. Transporte suelto del amianto como materia prima y como producto manufacturado. Durante el “periodo suizo” y siguiendo las instrucciones sobre seguridad, la materia prima de las fábricas se transportaba y se almacenaba en recipientes cerrados.
  3. Sistemas de ventilación permeables. Durante el “periodo suizo” se reforzó la seguridad de los sistemas de ventilación, con lo que se redujo considerablemente la exposición al polvo de asbesto dentro y fuera de las fábricas.
  4. Ropa de trabajo contaminada. Durante años los trabajadores debían lavar y reparar su ropa de trabajo. Durante el “periodo suizo” las fábricas proporcionaban la ropa de trabajo a los trabajadores y se hacían cargo del lavado y del cuidado.
  5. Vertido inapropiado de los residuos. Durante el “periodo suizo” se introdujo un proceso especialmente diseñado y ejecutado para la eliminación correcta de los residuos del asbesto.
  6. Transporte incorrecto de los residuos. Durante el “periodo suizo” los residuos se transportaban en recipientes cerrados.
  7. Vertidos de residuos al descubierto. Solo tras la intervención de la propia Eternit, el municipio de Casale Monferrato asignó a la fábrica un terreno donde se hacía la disposición final segura de los residuos. El vertedero fue gestionado por una empresa especializada y no por la empresa Eternit.
  8. Vertido ilegal de residuos en ríos. Durante el “periodo suizo” las aguas residuales eran depuradas en el terreno de la fábrica antes de fluir hacerlas fluir hacia la canalización pública. Anteriormente, esas aguas llegaban sin filtrar a las aguas colindantes.
  9. Cierres de fábricas sin haber descontaminado el terreno de amianto. Tras la quiebra de la sociedad en 1986, el síndico oficial, funcionario nombrado por el juzgado que llevó el caso de la quiebra, fue el responsable de descontaminar los terrenos de residuos peligrosos. Tuvo a su disposición todos los recursos necesarios y se comprobó que se hicieron los trabajos correspondientes.
  10. Utilización inapropiada del “polverino”. Desde el comienzo del “periodo suizo” se prohibió el uso privado de los residuos de asbesto. Antes era frecuente que los empleados utilizaran residuos de asbesto como material de construcción en el ámbito privado.

Durante los cerca de 10 años del “periodo suizo” se realizaron considerables acciones para suprimir el impacto ambiental de los residuos de asbesto. La situación dentro y en torno a las antiguas fábricas de Eternit con las numerosas y lamentables víctimas, es el legado histórico de la industria italiana del asbesto-cemento.

Durante el “periodo suizo” la empresa operó con medidas de seguridad más estrictas que las requeridas por las normas vigentes en Italia, protegió la salud de sus trabajadores y, por tanto, no se puede responsabilizar a Stephan Schmidheiny por un desastre que comprometió al mismo gobierno y a otras empresas que no operaron con medidas de seguridad apropiadas.

En síntesis

a. La acusación italiana se basó en que Stephan Schmidheiny fue “director efectivo” o “empleador de facto” cuando nunca ejerció funciones operativas en Eternit Italia.

b. Se aplicaron retroactivamente leyes que no estaban en vigencia cuando Schmidheiny fue accionista de Eternit Italia.

c. El juicio abarcó un período de tiempo (1952-2008) que excedió en decenios el vínculo de Stephan Schmidheiny con Eternit Italia (1976-1986), como accionista.

d. El juicio no tuvo en cuenta la inversión hecha en las plantas italianas de Eternit para mejorar las condiciones de seguridad durante el período suizo.

e. A la defensa no se le dio el acceso a los informes médicos en los que se basó la acusación ni se le permitió aportar estudios sobre el período suizo.

f. Se condenó solo a Eternit cuando, por ejemplo, en Casale Monferrato, ciudad donde Eternit poseía una fábrica, otras seis empresas producían con asbesto.

g. No fueron consideradas todas las acciones de preservación del medio ambiente implementadas durante el período suizo.

h. El presidente del Tribunal de Apelaciones de Turín violó el derecho a un juicio justo cuando demonizó públicamente a Schmidheiny al compararlo con el nazismo.

La Campaña Difamatoria

“Varios actores juegan un papel protagónico en esta operación reduccionista. [En el caso Schmidheiny] Los medios de comunicación italianos también jugaron un papel perjudicial al nunca darle espacio a la defensa para que diera su versión de los hechos. Al el contrario, demonizaron al acusado durante años, al acoger la versión que lo comparó directamente con Hitler. También tuvo un rol protagónico el fiscal principal, quien buscando proyectarse como héroe nacional, durante años hizo campaña junto con (…) otros lobbies, al participar en innumerables manifestaciones en toda Italia y, más recientemente, incluso en el exterior. Ese perfil se consideraría totalmente inapropiado en otros países del continente, por ejemplo en los países escandinavos y en Alemania, donde los jueces (e incluso los fiscales) deben mantener cierta distancia crítica y expresar sus opiniones de manera imparcial”.

Martin Killias, Facultad de Derecho, Universidad de San Gallen.

Los hechos señalados demuestran que en el proceso judicial, Stephan Schmidheiny y su coacusado el fallecido barón Louis de Cartier⎯ sufrieron una auténtica persecución emprendida por algunos medios de comunicación italianos y por los fiscales de Turín.

En una campaña difamatoria sin precedentes llevada a cabo durante años, la fiscalía, representantes de los sindicatos y algunos medios de comunicación locales redujeron la responsabilidad de la tragedia del asbesto a las figuras de Stephan Schmidheiny y de Louis de Cartier. Además, consideraron demostrada y a priori, la culpabilidad desde un principio, en parte, incluso años antes de que comenzara el proceso e, increíblemente, exculpando a otras empresas de la zona y al mismo gobierno que tardó más de ocho años en establecer lo que ya era norma en Europa.

En esta “tarea mediática” participó activamente la fiscalía, actuación que, al menos en Europa, es absolutamente irregular.

Stephan Schmidheiny fue calificado en distintos medios de comunicación de “asesino” y fue comparado con Hitler sin que nadie se haya retractado, o haya sido sancionado como correspondía. Se llegó a tales extremos que el juez que presidió el Tribunal de Apelación, durante la apertura del procedimiento, equiparó a Stephan Schmidheiny con Hitler, al comparar una reunión de gerentes de Eternit convocada por Schmidheiny para implementar medidas de protección de los empleados con la conferencia de Wannsee relacionada con el exterminio nazi de los judíos.

Demonizar de esta manera a un acusado constituye una violación del derecho a un juicio justo, tal y como lo reconoce el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal Federal Suizo.

La Oferta Humanitaria

Desde 2001, cuando decidió retirarse de la vida empresarial, Stephan Schmidheiny comisionó a la empresa Becon AG para que atendiera los asuntos relacionados con el asbesto.

En 2007, Becon AG difundió una iniciativa para antiguos empleados de la italiana Eternit SpA, motivada por razones humanitarias; con ella indemnizó a trabajadores o a familiares de trabajadores que contrajeron una enfermedad causada por la exposición al asbesto en las fábricas de la italiana Eternit durante el “periodo suizo”, entre 1973 y 1986. En 2009 amplió la iniciativa con indemnizaciones para vecinos afectados de la zona. Más de 1500 personas de Italia aceptaron la oferta humanitaria. La cuantía de las indemnizaciones pagadas se calculó de acuerdo con las referencias internacionales para las indemnizaciones por daños a la integridad, entre otros, en uso por parte de  la SUVA, que es la Caja Nacional Suiza de Seguros de Accidentes.

Los pagos totales hasta 2014 llegan a los cincuenta millones de francos suizos (56 millones de dólares). Adicionalmente, se ofrecieron veintidós millones de francos suizos (casi 25 millones de dólares) a la ciudad de Casale Monferrato; aceptados inicialmente por las autoridades locales, luego fueron rechazados en el contexto del proceso.

Hasta 2014, Becon AG había aportado seis millones de francos suizos, cerca de 7 millones de dólares, para el apoyo in situ a la investigación aplicada asociada con el mesotelioma.

Las ofertas hechas por Becon AG no implican el reconocimiento de responsabilidad civil ni de culpa por parte del Grupo Suizo Eternit ni de su director con respecto a las enfermedades causadas por el asbesto; tienen su origen en un sentimiento de solidaridad con las víctimas y en los ideales filantrópicos de Stephan Schmidheiny. Este gesto no fue considerado precisamente como hecho atenuante, sino como agravante.  La oferta de Becon AG sigue vigente.

Stephan Schmidheiny, pionero y líder mundial en la eliminación del uso del asbesto

La realidad es que Stephan Schmidheiny fue uno de los primeros industriales en el mundo en reconocer los riesgos para la salud humana, derivados del procesamiento del asbesto. En 1976 y a sus 29 años, poco después de asumir el cargo de director del Grupo Suizo Eternit, emprendió un programa para el desarrollo de productos libres de asbesto.

En aquella época, en la industria se aplicaba un estándar de seguridad para el procesamiento, llamado “Safe use”. En la mayoría de los países industrializados las leyes de entonces determinaban los límites admisibles de la concentración del asbesto en el ambiente (concentración máxima en el puesto de trabajo). El “Safe use” también contaba con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unión Europea.

En 1981, anticipándose a toda normativa y políticas de Estado, Stephan Schmidheiny anunció su decisión de que Eternit dejara de fabricar con asbesto y en 1984 gran parte de la producción de Eternit reemplazó ese componente por otro basado en pulpa de papel. Así, Stephan Schmidheiny se adelantó ventajosamente a la competencia y a la mayoría de las normativas gubernamentales.

Está demostrado que la exposición al amianto y la cantidad de enfermedades, se redujeron drásticamente durante este período, al compararlo con el de años anteriores.

A pesar de que, entre tanto, los avances en la investigación confirmaron el peligro del asbesto para la salud humana, lamentablemente todavía se procesa asbesto en dos tercios de los países del mundo. Suiza prohibió el procesamiento de amianto en 1990; Italia, solo en 1992.

Corte Suprema de Italia anula juicio contra Stephan Schmidheiny (noviembre 2014)

  • El más alto tribunal italiano, la Corte Suprema di Cassazione, anuló la sentencia contra Stephan Schmidheiny dictada por el Tribunal de Apelación turinés de junio de 2013 sin reapertura de la causa.
  • Procurador General de Italia denunció que el proceso no tenía sustento legal
.
  • El máximo tribunal ajustó a derecho un juicio plagado de vicios.

Noviembre de 2014. Con su decisión de anular el juicio en contra de Stephan Schmidheiny, la Corte Suprema de Italia corrigió una de las graves irregularidades del proceso: juzgarlo por hechos que estaban prescriptos, más allá de las otras arbitrariedades que impidieron demostrar su inocencia.

El Procurador General de ese país, Francesco Iacoviello, aseguró que el proceso no tenía sustento legal y solicitó la anulación del juicio sin reapertura de la causa.
La defensa siempre sostuvo que en el proceso se violó gravemente el derecho a tener un juicio justo y equitativo, en virtud del artículo 6 del Convenio Europeo de los Derechos Humanos (CEDH), así como al principio de «no hay pena sin ley» según el artículo 7 del CEDH.

Con la anulación del juicio se evita condenar a Stephan Schmidheiny, pionero en la lucha contra el uso del asbesto en el mundo. En reconocimiento a su rol protagónico en esta tarea, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lo nombró en su momento Comisionado Industrial y la ONU lo designó Co-Presidente de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro entre 1989 y 1992.

Pionero en la lucha contra del asbesto

Stephan Schmidheiny es reconocido internacionalmente como un pionero que, años antes de que los países prohibieran el asbesto, ya exigía la aplicación de métodos más seguros para su procesamiento e investigó e introdujo productos alternativos. Su responsable actuación como industrial ha salvado a miles de personas de contraer una enfermedad consecuencia del amianto.
A pesar de la oposición de la industria, ya en 1976, poco después de asumir el cargo de jefe del Grupo Suizo Eternit (SEG) y a la edad de 29 años, lanzó un programa para el desarrollo de productos libres de asbesto. Al mismo tiempo estuvo insistiendo para que los directores locales responsables de las fábricas de Eternit implementaran medidas para la protección de la salud y la seguridad de sus trabajadores.

En 1981 Stephan Schmidheiny anunció la detención del procesamiento de asbesto, y ya en 1984 la mayoría de los productos de Eternit se producían sin ese mineral. Con todo esto Stephan Schmidheiny se había adelantado a la competencia y a la mayoría de las disposiciones estatales.

El juicio del amianto en Turín: Cómo las presiones políticas llevan a condenas injustas. Por Martin Killias. (30 de octubre 2014)

El texto que se comparte seguidamente fue elaborado por Martin Killias, profesor visitante permanente de la cátedra de legislación criminal, proceso criminal y criminología de la Facultad de Derecho de la University of St Gallen; es profesor honorario de la University of Lausanne y profesor emérito de la University of Zurich. Fue juez entre 1984 y 2008 de la Corte Suprema Federal de Suiza.

El capítulo “El juicio de amianto en Turín: Cómo las presiones políticas llevan a condenas injustas” forma parte del ensayo “International Trends and Developments: Perspectives on Wrongful Convictions from Europe“. In A.D. Redlich, J.R. Acker, R.J. Norris & C.L. Bonventre, Examining Wrongful Convictions: Stepping Back, Moving Forward, Durham N.C.: Carolina Academic Press 2014, 321-336).

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