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Aclaraciones

Stephan Schmidheiny, pionero en la lucha contra la exposicion a asbestos (2021)

Stephan Schmidheiny, pionero en la lucha contra la exposicion a asbestos

Stephan Schmidheiny es un empresario de raíces suizas, líder a nivel mundial en las áreas de capital de riesgo e inversión social innovando las lógicas de la filantropía. Sus ideas visionarias han ayudado a promover el triple bottom line1 desde 1976. En ese momento, con 28 años de edad, asumió la conducción de la empresa familiar –Grupo Suizo Eternit (SEG por sus siglas en inglés)- hasta ese momento liderada por su padre. Además, encabezó la agenda de desarrollo sostenible global desde 1990, cuando fue lanzada a nivel mundial.

Unos meses después de tomar las riendas de Eternit, Schmidheiny reunió a los gerentes de la empresa para incentivarlos a implementar los procedimientos de “uso seguro del asbesto”. Estos procedimientos se basaron en el conocimiento disponible para la época y tenían como objetivo mitigar los riesgos de seguridad en la manipulación y transporte de asbestos. En consecuencia, SEG invirtió millones de dólares para hacer que las instalaciones industriales fueran seguras, desarrolló programas para cuidar el medio ambiente y, a comienzos de 1976, invirtió en investigación para encontrar un material que reemplazara al asbesto en la fabricación de placas de fibrocemento.

En 1984, bajo el liderazgo de Schmidheiny, Eternit había eliminado el asbesto del proceso de fabricación de la mayoría de sus productos. De esta manera, Schmidheiny iba muy por delante da la industria y las prohibiciones estatales, ya que en ese momento todavía se utilizaba el asbesto como un insumo generalizado. Recién a partir del 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizaron campañas globales para prohibir el procesamiento del asbesto. Hasta la fecha, el asbesto se encuentra prohibido en solo un tercio de los países del mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 125 millones de personas en todo el mundo siguen expuestas al asbesto en sus lugares de trabajo.

La inversión requerida para realizar estos cambios agotó una gran porción del patrimonio heredado. Durante el trascurso de la década de 1980, Schmidheiny vendió todas las participaciones del Grupo Suizo Eternit y decidió comenzar un nuevo rumbo empresarial. Durante ese período, se convirtió en pionero en la inversión de capital riesgo. Adquirió empresas con una urgente necesidad de adaptación para continuar su operatoria e invirtió en sectores en crisis, tales como la relojería suiza, que en ese momento enfrentaba impactantes amenazas de la tecnología japonesa. Así es como Schmidheiny logró reconstruir su patrimonio mediante la modernización de empresas e industrias que, según los estándares de inversión tradicionales, habrían sido callejones sin salida.

Durante la década de 1990 y principios de la de 2000, se convirtió en un líder mundial en desarrollo sostenible. Ayudó a organizar la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992 y promovió la creación del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD por sus siglas en inglés). Paralelamente, optó por implementar una innovadora estrategia de inversión social en América Latina mediante la creación de Fundación Avina, para promover el liderazgo social y empresarial en sostenibilidad e inclusión, y continuar desarrollando Fundes (creada en 1984), para fortalecer las capacidades de las pequeñas y medianas empresas con el fin de contribuir al desarrollo económico y social y la creación de empleo.

Para asegurar la continuidad de este trabajo, luego de retirarse de la vida empresarial y la filantropía, creó, en 2003, VIVA Trust que combina actividades productivas y filantropía en una sola estrategia. El principio es que los dividendos de los esfuerzos productivos apoyen actividades filantrópicas y proporcionen financiamiento para las organizaciones sociales por él fundadas, que continúan produciendo transformaciones mucho más allá de las contribuciones personales de Schmidheiny. Al mismo tiempo, Schmidheiny dejó el directorio de la Fundación Avina, volcó su gestión estratégica y operativa a un directorio regional y su gestión e iniciativas a un equipo altamente comprometido que se compone actualmente de 74 personas.

Viva Trust recibió las acciones que anteriormente poseía Schmidheiny en Grupo Nueva, la cartera de sus inversiones productivas en América Latina. Ni VIVA Trust ni Fundación Avina recibieron dinero de Eternit y nunca han apoyado ninguna iniciativa relacionada con el asbesto. VIVA Trust es una de las tantas fuentes de financiamiento de la Fundación Avina, que también invierte millones de dólares en América Latina de forma conjunta con otros donantes, empresas e instituciones multilaterales de desarrollo.

Fundación Avina fue creada en 1994 y, conforme a los esfuerzos y compromisos de su fundador, se manifiesta expresamente en contra de la continuidad del uso del asbesto en cualquier tipo de industria. La postura adoptada refiere a que las autoridades públicas de cada nación deben aprobar normativas y reglamentar la prohibición de la producción y uso de asbestos, y tomar medidas para proteger los derechos de las victimas que han desarrollado una enfermedad relacionada a este material.

Desde 1994, Fundación Avina ha invertido USD 582 185 000, principalmente en América Latina, para apoyar las iniciativas de sus aliados como parte de procesos colaborativos para promover el desarrollo sostenible, así como para apoyar las operaciones propias de la organización. De este total, Fundación Avina invirtió USD164.955.000 de los fondos aportados por su fundador hasta 2003, y un total de USD 417.230.000 de los fondos provistos por VIVA Trust desde 2004. Además, desde 2008, Fundación Avina ha apalancado 113 millones de dólares de coinversores que prestan su apoyo a los procesos colaborativos en los que participan nuestra organización y nuestros aliados.

Los juicios en Italia

Italia es el único país que está llevando adelante acciones judiciales contra individuos en materia de catástrofes con asbesto. En la mayoría de los demás países industrializados que prohíben el asbesto, el Estado y la industria han encontrado una solución de forma conjunta para mitigar la tragedia social.

Las acusaciones se relacionan al período 1976-1986: como fue señalado, en 1976, el padre de Stephan Schmidheiny, Max Schmidheiny delegó la dirección del Grupo Suizo Eternit (SEG) a su hijo Stephan, que entonces tenía 28 años. En ese momento, SEG tenía participaciones accionarias en empresas locales de Eternit en 32 países, incluida la italiana Eternit SpA, fundada en 1907 por un ingeniero italiano, casi 70 años antes de que Stephan Schmidheiny supuestamente estuviera involucrado. En 1986, la italiana Eternit SpA quebró.

Los fiscales italianos argumentan que Stephan Schmidheiny orquestó una conspiración mundial para ocultar el peligro del asbesto para la salud humana. Supuestamente por pura codicia de lucro, no había tomado las medidas de seguridad necesarias en las fábricas italianas; y, por lo tanto, consciente y de forma voluntaria había causado la muerte de trabajadores de las fábricas italianas de Eternit y residentes en áreas vecinas. Estos alegatos contradicen tanto los hechos del caso, como las pruebas presentadas en los distintos procesos judiciales.

El primer juicio de Eternit fue llevado a cabo en la corte italiana entre el 2009 y el 2014. El fiscal de Turin, Raffaele Guariniello, acusó a Stephan Schmidheiny de causar intencionalmente una catástrofe (artículo 435 del Código penal italiano) y de no cumplir con las medidas de seguridad exigidas (artículo 437 del Código penal italiano). Se argumentó que cientos de empleados y residentes de las áreas cercanas a las antiguas plantas de Eternit en Italia habían sido expuestos a polvo de asbesto, lo que provocó numerosas muertes a causa de enfermedades relacionadas a este material. El juicio finalizó en 2014 con la absolución de Stephan Schmidheiny. El tribunal de última instancia en Italia (La Corte Suprema de Casación) descubrió que el plazo de prescripción de los delitos de los que se lo acusaban había expirado antes de que el juicio comenzara en el año 2009. La Corte Suprema Italiano no se pronunció sobre el contenido del caso y concluyó que el proceso penal nunca debería haberse realizado.

Con la decisión de anular el caso contra Stephan Schmidheiny, la Corte Suprema abordó una de las graves irregularidades del juicio: procesarlo por hechos fuera del plazo de prescripción. Este hecho se adiciona a las demás instancias de arbitrariedad que le impidieron demostrar su inocencia.

El fiscal general italiano, Francesco Iacoviello, afirmó que el caso no tenía base legal y solicitó que se dejara sin efecto, sin reabrirlo. La defensa sostuvo permanentemente que se violó el derecho de Schmidheiny a un juicio imparcial, según el artículo 6 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH), así como también el principio de “no hay pena sin ley”, según el artículo 7 del mismo convenio.

A pesar del fallo, a finales del 2014, Raffaele Guariniello realizó nuevas acusaciones contra Stephan Schmidheiny. Este juicio se conoce como “Eternit bis” o “Juicio Eternit 2.0”. En esta instancia, el fiscal presentó los mismos cargos del primer juicio a Eternit, casi sin cambios, salvo la modificación del cargo penal a “homicidio doloso”. La mayoría de las 258 personas afectadas por enfermedades relacionadas con el asbesto ya habían sido mencionada como víctimas en el primer juicio. Se trata claramente de una repetición de circunstancias que ya han sido objeto de una sentencia firme y definitiva por parte de todas las autoridades judiciales competentes y, por tanto, constituye una violación del principio de doble enjuiciamiento.

Sin embargo, los cargos fueron presentados en audiencias preliminares en Turín. En noviembre del 2016, el tribunal de Turín determinó que sólo la planta de Cavagnolo se encontraba bajo su jurisdicción y refirió así los casos de las plantas en Casale Monferrato, Napoli-Bagnoli y Rubiera a las fiscalías correspondientes, para que llevaran a cabo sus propias investigaciones. Con relación a los casos en Cavagnolo, el tribunal decidió que la acusación de “homicidio doloso” era legalmente insostenible, y que el cargo debía ser por “homicidio culposo”. La fiscalía de Turín apeló esta decisión ante la Corte Suprema italiana, que falló en diciembre de 2017 (y en mayo del 2018 cuando emitió el fallo por escrito) confirmando la decisión del tribunal inferior en las audiencias preliminares. La Corte Suprema declaró, explícitamente, que el argumento de intencionalidad era legalmente insostenible. Los cargos conocidos como “Eternit bis” ahora se dividen en cuatro actuaciones legales separadas.

“Eternit bis – Turin”: Después de un juicio de dos años, en mayo del 2019 se dictó una condena por el homicidio culposo de un trabajador y un residente de la planta Eternit en Cavagnolo con una pena de 4 años de prisión. Esta sentencia ha sido apelada por la defensa; aún no se ha determinado el inicio del juicio de segunda instancia.

“Eternit bis – Nápoles”: La fiscalía de Nápoles presentó cargos en agosto del 2017 alegando homicidio doloso de ocho personas. Las actuaciones judiciales preliminares finalizaron en enero del 2019. Las principales actuaciones en el tribunal de primera instancia por el homicidio doloso de seis empleados de la planta Eternit en Napoli-Bagnoli y dos residentes locales comenzaron el 12 de abril del 2019 en los tribunales de Nápoles y aún continúan en proceso. Este juicio, por lo tanto, contradice el fallo de la Corte Suprema e indica que Stephan Schmidheiny no puede ser acusado de actuar con intención en este caso.

“Eternit bis – Casale Monferrato”: La investigación penal llevada a cabo por la fiscalía de Vercelli, que posee jurisdicción, finalizó en marzo del 2019. En enero del 2020, un juez de Vercelli autorizó un juicio, que comenzó en junio del 2021 ante el tribunal de jurados en Novara. El tribunal examina la acusación del homicidio doloso de 62 empleados de la antigua planta de Eternit en Casale Monferrato y 330 residentes de la localidad. Tras la absolución de Stephan Schmidheiny en el 2014 en el primer juicio de Eternit, el fallo marca el inicio de lo que ahora es el tercer juicio “Eternit bis” en Italia.

“Eternit bis – Rubiera”: La fiscalía de Reggio Emilia conduce la investigación penal ya que posee la jurisdicción correspondiente.

En los nuevos juicios, la defensa de Stephan Schmidheiny demostrará que dirigió el Grupo Suizo Eternit – SEG de manera responsable, cumpliendo las leyes y los más altos estándares de seguridad vigentes en ese momento. Schmidheiny no formaba parte del directorio de la italiana Eternit SpA, ni ejercía ningún cargo directivo en la empresa. SEG, el grupo que él dirigía, era accionista de Eternit SpA y consta que no obtuvo ganancias de sus participaciones italianas en ningún momento durante el período 1976-1986 que sea relevante para los juicios. De hecho, SEG puso una financiación sustancial a disposición de su filial italiana. Se ha demostrado que, mediante aumentos de capital y préstamos, SEG habilitó a la italiana Eternit SpA a realizar inversiones de unos 86 mil millones de liras (equivalentes a unos 325 millones de dólares en la actualidad) en seguridad laboral y mejora de las instalaciones de producción. Eternit SpA entró en liquidación en 1986, como resultado de que sus competidores italianos fabricaban productos más baratos a partir de fibrocemento con asbesto.

Alrededor de 1000 empresas en Italia, incluidas muchas operaciones estatales, utilizaron asbesto en su producción. El Estado italiano ignoró la regulación del procesamiento y uso del asbesto durante décadas, omisiones que están documentadas de forma detallada en la sentencia de la Corte Suprema italiana en el primer juicio de Eternit, emitido el 19 de noviembre del 2014. La sentencia afirma que el gobierno solo comenzó a regular el procesamiento de asbesto mucho después del cierre de la planta en Cavagnolo en 1982 y la liquidación de Eternit SpA en 1986.

La Unión Europea emitió la Directiva No. 83/477/CEE sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al asbesto en el trabajo en 1983. Esta Directiva especifica la concentración máxima permisible de fibras de asbesto en plantas industriales, y debía haber sido adoptada por los estados miembros en sus leyes nacionales a principios de 1987 a más tardar. En su sentencia de diciembre de 1990, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea concluyó que Italia no había aplicado esta directiva y, por lo tanto, no había cumplido sus obligaciones en virtud del Tratado de la CEE. Sólo en 1991 el Estado italiano emitió la directiva correspondiente. En marzo de 1992, declaró la prohibición del asbesto. Al seguir los estándares de seguridad reconocidos internacionalmente, SEG aplicó normas mucho más estrictas a los procesos de producción en la italiana Eternit SpA que las requeridas por el gobierno italiano o las utilizadas por los competidores de Eternit y la industria.

En una sentencia adicional, la Corte Suprema italiana también se pronunció sobre la situación en las fábricas de Eternit – y el conocimiento sobre los peligros del asbesto – en ese momento. Según la sentencia escrita emitida por este tribunal superior de apelaciones en mayo del 2018, el nivel de conocimiento tanto a nivel gubernamental como industrial se basaba en el supuesto de que el asbesto se podía utilizar de forma segura, razón por la cual el procesamiento del asbesto se había permitido en Italia hasta 1992. La sentencia del tribunal también señaló que los inspectores laborales del gobierno habían considerado que los procesos de producción en las fábricas de Eternit eran prudentes y que cumplían con los procedimientos durante el “período suizo”.

Stephan Schmidheiny no es responsable ni de la catástrofe del asbesto ni de la muerte de las personas afectadas. Al contrario, su enfoque de conciencia dentro de la industria evitó que innumerables personas contrajeran una enfermedad relacionada con el asbesto. Schmidheiny es considerado en todo el mundo como un pionero en hacer frente a los riesgos del procesamiento de asbesto. Basado en sus creencias empresariales y filantrópicas, Stephan Schmidheiny se ha ocupado de las víctimas de la catástrofe del asbesto en Italia durante años. Desde 2008, ha estado ofreciendo compensaciones a exempleados y residentes de las áreas aledañas a las plantas de Eternit que se ven afectadas por una enfermedad relacionada con el asbesto asociada con el “período suizo”. También se puede acceder a la iniciativa a través del sitio web www.offerta-eternit.it. Más de 2.000 personas se han beneficiado de esta oferta y se ha pagado una compensación por más de 55 millones de dólares. Schmidheiny continuará manteniendo este programa en beneficio de las víctimas de esta tragedia social.

Para conocer más sobre Stephan Schmidheiny: www.espacioschmidheiny.net

Para conocer el posicionamiento de Avina sobre uso y explotación del asbesto: https://www.avina.net/posicionamiento-de-avina-sobre-la-explotacion-y-uso-del-amianto/

En caso de dudas o inquietudes, por favor, contactarse con Carlos March a través de la siguiente casilla de mail: carlos.march@avina.net

 

1 Triple bottom line: La filosofía de la «triple bottom line» es aquella que tiene objetivos sociales, ecológicos y económicos de forma simultánea.

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Respuesta al artículo “Romana y el amianto” de Eliane Brum, publicado en la versión digital de “El País” el 25 de noviembre de 2014

Es indiscutible que el uso indiscriminado del amianto durante décadas ha causado miles de tragedias humanas y familiares. Este es el caso presentado en su artículo al describir la tragedia de Romana Blasotti Pavesi, quien ha perdido a cinco seres queridos por enfermedades relacionadas con el amianto. Sin embargo, permítanos enfatizar que Stephan Schmidheiny no es responsable por estas trágicas muertes. El hecho es que Mario Pavesi trabajó para Eternit Italia entre 1957 y 1974. Es conocido que Stephan Schmidheiny tomó el liderazgo del Grupo Eternit Suizo en 1976. También es pertinente señalar que ninguno de los otros parientes de la señora Pavesi trabajó para Eternit Italia.

Stephan Schmidheiny es el único empresario que participó en la industria del amianto que ha respondido de manera directa para proveer asistencia médica y financiera a las víctimas de las tragedias ocasionadas por el uso de este mineral. Desde hace muchos años, Schmidheiny ha ofrecido compensación a personas que fueron afectadas por una enfermedad relacionada con el amianto. Hasta la fecha, más de 1500 familias han aceptado el apoyo ofrecido y más de 50 millones de Francos Suizos han sido pagados por medio de este mecanismo. Stephan Schmidheiny mantendrá abierto este programa para apoyar a las víctimas de esta tragedia social.

Italia, específicamente Turín, es el único lugar en el mundo donde se ha decidido lidiar con la catástrofe creada por el amianto mediante la acusación penal en contra de un solo individuo, en vez de hacerlo sobre una industria en su totalidad y sobre el mismo Estado, que fue negligente en permitir el uso continuado del amianto mucho más allá del momento en que el mismo Schmidheiny lo había denunciado y descontinuado sus operaciones en esta industria. En la mayor parte de las naciones en que ya se ha actuado, los gobiernos y la industria han buscado soluciones comunes para lidiar con la tragedia. Gracias a programas conjuntos gobierno-industria, la gente afectada ha recibido compensación y el amianto está siendo eliminado de manera segura para la población y los trabajadores.

Es importante mencionar que Stephan Schmidheiny es reconocido internacionalmente como el industrial pionero en aplicar las tecnologías más seguras para el procesamiento de amianto, así como en la investigación e introducción de materiales alternativos en la fabricación de elementos de construcción, años antes de que los gobiernos -el de Italia en particular- exigieran estas medidas a sus industriales. Italia prohibió el uso del amianto apenas en 1992. Y desde 1976 – casi inmediatamente después de tomar control del Grupo Eternit Suizo a los 29 años de edad- Stephan Schmidheiny lanzó su iniciativa para producir materiales libres de amianto, en contra de los deseos y presiones de los líderes de la industria en Europa. Al mismo tiempo insistió en que todas las fábricas de Eternit implementaran medidas para proteger la seguridad y salud de sus trabajadores. Stephan Schmidheiny anunció que saldría del amianto en 1981 y desde 1984 la mayor parte de los productos de Eternit se produjeron sin ese mineral.

Es un hecho -que no fue presentado a la Corte- que durante el período Suizo (1973 a 1986), el Grupo Eternit Suizo nunca recibió dividendos de Eternit Italia SpA. Más bien, se hicieron sustanciales inversiones en ella por medio de aumentos de capital y préstamos desde el Grupo Eternit Suizo, que le permitieron a Eternit Italia SpA hacer inversiones millonarias, equivalentes a 300 millones de Francos Suizos de hoy, para mejorar las condiciones de trabajo y de salud de sus trabajadores. Esto levantó la planta al más alto estándar de seguridad, el cual superaba por mucho lo requerido por las leyes de Italia. Las medidas generaron una drástica reducción de la exposición y del número de casos de enfermedad en la planta de Eternit en Italia. Sin embargo, debido a que las otras plantas procesadoras de amianto de la zona no incurrieron en las mismas inversiones en seguridad y salud, la empresa tenía altos costos de producción, lo que la llevó a la quiebra en 1986, último año de operación. Recién seis años después, en 1992, Italia creó legislación respecto al amianto.

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Sobre la nota “Stephan Schmidheiny, magnate mundial del amianto, condenado a 18 años de cárcel por ‘desastre ambiental doloso permanente’” (2013)

En la nota “Stephan Schmidheiny, magnate mundial del amianto, condenado a 18 años de cárcel por ‘desastre ambiental doloso permanente”, publicada en junio de 2013, se desarrollan una serie de conclusiones sobre la trayectoria de Stephan Schmidheiny que requieren de las siguientes aclaraciones:

Lejos de haber construido su trayectoria como magnate del amianto, Stephan Schmidheiny, durante los 13 años que transcurrieron desde que heredó en 1976 la empresa Eternit Suiza a los 29 años de edad hasta que se desprendió de su paquete accionario en 1989, lideró a nivel global la salida del asbesto de los procesos industriales.

En 1976, a meses de asumir el liderazgo de Eternit, convocó a una reunión de gerentes y directivos para solicitarles que asumieran el desafío de implementar mayores medidas de seguridad para la manipulación del asbesto, política que se concretaría con la implementación del programa “Nueva Tecnología”. En 1981, anticipándose a toda normativa y políticas de estado, Schmidheiny anunció su decisión de que Eternit deje de fabricar con asbesto y en 1984 gran parte de la producción de Eternit reemplazó ese componente por otro en base a pulpa de papel. En 1989, luego de haber invertido millones de dólares en programas de seguridad en manipulación de asbesto y en investigaciones para encontrar un sustituto -lo que generó la inviabilidad de varias de las plantas de Eternit que fueron cerradas debido a su firme decisión de avanzar en la salida del asbesto- decidió vender todas sus participaciones en Eternit y se retiró completa y definitivamente de la industria del asbesto.

Querer convertir a Stephan Schmidheiny en sinónimo de la industria del asbesto, significa construir la fachada que los verdaderos magnates mundiales del amianto del pasado y del presente necesitan para continuar escondidos, pues en la actualidad, 2/3 de los países del mundo todavía permiten el uso de asbesto, mientras que Schmidheiny hace 25 años que abandonó esa industria.

Se hace referencia al juicio celebrado en Turín en el cual Stephan Schmidheiny, quien como responsable de Eternit Suiza fue accionista de Eternit Italia entre 1976 y 1986, fue condenado a 18 años de prisión y a pagar por daños generados por el uso de amianto, una indemnización de 88 millones de euros. Lo que no se menciona es que esta condena se encuentra apelada ante la Cámara de Casación de Roma por haberse identificado una serie de irregularidades en el proceso, que privaron a Schmidheiny de tener un juicio imparcial y de acceder al derecho a legítima defensa. Las irregularidades que analiza el tribunal son:

  • Acusación basada en que Stephan Schmidheiny fue “director efectivo” o “empleador de facto” cuando nunca ejerció funciones operativas en Eternit Italia.
  • Aplicación retroactiva de leyes que no estaban en vigencia cuando Stephan fue accionista de Eternit Italia.
  • El juicio abarca un período de tiempo (1952-2008) que excede en décadas la vinculación de Stephan Schmidheiny como accionista de Eternit Italia. En 1952 Schmidheiny tenía apenas 5 años.
  • No se consideró la inversión realizada en las plantas italianas de Eternit para mejorar las condiciones de seguridad durante el período suizo (1976-1986).
  • La defensa no pudo acceder a informes médicos sobre los que se basa la acusación ni se le permitió aportar estudios sobre el período suizo.
  • Se condena solo a Eternit cuando, por ejemplo, en la ciudad de Casale Monferrato donde Eternit poseía una de sus plantas, otras seis empresas producían con asbesto.
  • No fueron consideradas todas las acciones de preservación del ambiente implementadas en el período suizo.
  • El presidente del Tribunal de Apelaciones de Turín demonizó públicamente a Stephan, comparándolo con el nazismo, violando el derecho a un juicio justo e imparcial.

Dada la cantidad de irregularidades ocurridas en el proceso judicial, el juicio parecería ser que busca fabricar el culpable que necesitan los fiscales en lugar de buscar la verdad que merecen las víctimas.

El post menciona a VIVA Trust, fideicomiso creado en 2003, como el ente financiador de la fundación Avina, dando a entender que este fondo estaría ligado a las utilidades generadas por el asbesto. A partir de este dato errado, se infiere que Avina tiene el “carácter de lavado de imagen”. Resulta absolutamente equivocado vincular a VIVA Trust al asbesto, dado que es un fideicomiso constituido por las acciones e inversiones que Stephan Schmidheiny poseía en GrupoNueva, conformado en 1998 por empresas latinoamericanas absolutamente ajenas a esa industria, pues hacía ya 20 años que Schmidheiny había comenzado a diversificar sus inversiones y diez que se había desvinculado de la firma Eternit. Entonces, como queda claro, Avina jamás pudo haber sido utilizada para lavar imagen, pues nunca recibió dinero del asbesto ni apoyó acciones vinculadas a esa agenda. Por otra parte, VIVA es una de sus fuentes de financiamiento, pero también co-invierte millones de dólares en América Latina junto a otras entidades donantes, empresas y fondos multilaterales de cooperación internacional.

Más adelante, el texto refiere a la comparación hecha en una de las audiencias del juicio por el presidente del tribunal, el juez Ogge, quien asimiló la conferencia de Wansee del año 1942 organizada por los nazis para tratar la deportación de judíos, a la reunión de Neuss convocada por Stephan Schmidheiny en 1976, a pocos meses de hacerse cargo de Eternit. Según la interpretación del escrito, Schmidheiny en “Neuss, ante una audiencia de unas 30 personas, todos ellos gerentes de las empresas Eternit en Europa”, sabiendo “que el asbesto era nocivo y peligroso para la salud”, expresó “que ellos debían ser conscientes de eso pero que si otras personas se hacían conscientes tendrían que cerrar o tomar medidas económicas al respecto. Por lo tanto dijo a sus directivos, que había que medir muy bien el tipo de información que se daba, decir que el asbesto no era perjudicial y que, en cualquier caso no causaba la muerte y que su riesgo podía ser controlado”. Lo que en verdad ocurrió en Neuss, fue que un joven de 29 años, que recién se hacía cargo de una empresa de decenas de miles de trabajadores en el mundo, reunió a los directivos de Eternit de todos los países donde Eternit Suiza tenía participación accionaria, para manifestarles que frente a las sospechas de daño a la salud que generaba la manipulación de asbesto, se tomaran las medidas necesarias para preservar la salud de los trabajadores y el medio ambiente. Esto sería ratificado luego en hechos concretos, con la inversión de millones de dólares en programas de seguridad en el manejo del asbesto, el reemplazo de ese mineral por otro basado en pasta de papel en 1984 y la definitiva desvinculación de la industria en 1989.

Las acciones impulsadas por Schmidheiny en la industria del asbesto durante los trece años en los que estuvo vinculado (1976-1989) demuestran por sí solas, y también por los diversos reconocimientos recibidos a nivel mundial, que habiendo heredado un problema, legó numerosas soluciones.

En breve, se podrá acceder a toda la información sobre la trayectoria empresarial y filantrópica de Stephan Schmidheiny en el sitio “Stephan Schmidheiny: la verdad sostenible”.

Y para profundizar la información sobre Fundación Avina, los invitamos a ingresar al sitio institucional, www.avina.net

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