Grupo Suizo Eternit,SEG
Al mismo tiempo, tomé una decisión radical: sin tener la menor idea de cómo íbamos a implementar el cambio, en 1981 anuncié públicamente que el Grupo dejaría de fabricar productos que contuvieran asbesto. Eso lo hice mucho antes de que la Unión Europea prohibiera su utilización. Recuerdo claramente las palabras de uno de los gerentes técnicos de la planta después de mi anuncio: “¡El joven Schmidheiny está loco! Pretende fabricar productos Eternit sin asbesto. Es como tratar de encontrar agua seca”.
Stephan Schmidheiny, Mi Visión. Mi Trayectoria. Enero 2006
El comienzo de Eternit Suiza
La instauración de una fábrica de ladrillos en 1867 por parte del tatarabuelo de Stephan, Jacob Schmidheiny, marcó el inicio del negocio familiar. Posteriormente, su hijo Ernst Schmidheiny I, amplió el rubro e invirtió en la producción de cemento y asbesto a través de las empresas Holderbank y Eternit Suiza, motivado por el desarrollo industrial de ese momento.
La siguiente generación, Max y Ernst II Schmidheiny, impulsaron la internacionalización del negocio logrando que ambas empresas tuvieran presencia en varios países, como resultado de la alta demanda de la época.
La cuarta generación, hijos de Max y Adda Schmidheiny – Scherrer, la lideran Thomas y su hermano menor Stephan Schmidheiny, quien nació el 29 de octubre de 1947.
Max esperaba que sus hijos mayores siguieran sus pasos y lideraran las compañías que él había contribuido a forjar, por lo que quiso inducirlos a estudiar ingeniería. Sin embargo, Thomas optó por Ciencias y Arte en el Swiss Federal Institute of Technology, ETH, y Stephan ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Zürich, en donde obtuvo su título en Jurisprudencia en 1972. Con las nuevas visiones procedentes de sus recién adquiridas formaciones universitarias, ambos ingresaron al empresariado familiar. Stephan asumió la dirección de Eternit Suiza en 1976 hasta cuando su padre decidió distribuir en vida sus bienes en 1984; le correspondió la empresa que ya dirigía, más tarde Grupo Suizo Eternit, SEG, y a su hermano Thomas le quedó la cementera Holderbank, luego denominada Holcim.
Fue así como Stephan Schmidheiny recibió a sus 29 años un conglomerado de empresas administrado en forma descentralizada, con participaciones minoritarias y en algún caso mayoritaria en 70 fábricas de 32 países. Su experiencia en Eternit había comenzado cinco años antes, cuando aún siendo estudiante de Derecho viajó a Brasil para trabajar en una de las fábricas del grupo, en el sector de almacenamiento, manipulando bolsas de asbesto y vertiendo las fibras en el mezclador. Luego se desempeñó temporalmente como secretario de un alto ejecutivo de la compañía, a quien acompañaba a recorrer el mundo con el propósito de supervisar las operaciones del grupo. Posteriormente, Stephan trabajó en una de las empresas del grupo en Sudáfrica, en las áreas de Ventas y de Planificación y Sistemas de Información.
Después de terminados sus estudios en Derecho, en 1974 Stephan se incorporó formalmente a la compañía Eternit A.G. en Niederurnen, Suiza, como Jefe de Ventas. Al año, llegó a Gerente General y en 1976, su padre le cedió la dirección general de Eternit Suiza.
Los inicios del asbesto
Desde su descubrimiento a fines del siglo XVIII, el asbesto fue un material intensamente promovido en el uso industrial, principalmente por su resistencia a altas temperaturas, su flexibilidad y su bajo costo. El mineral también jugó un rol muy importante en el desarrollo inmobiliario del siglo XIX y a pesar de que algunos círculos de expertos ya hablaban —aún sin sustento científico— sobre algunas consecuencias nocivas de la inhalación, fue solo en la década de los años 80 del Siglo XX cuando la Organización Internacional del Trabajo, OIT, hizo conocer los peligros con certeza técnica. Eso dio comienzo a la investigación intensa sobre posibles sustitutos para el asbesto.
Schmidheiny: Pionero en medidas de seguridad e innovación
Cuando en 1976 Schmidheiny asumió el liderazgo del Grupo Suizo Eternit, las investigaciones mundiales sobre los peligros del procesamiento del asbesto seguían siendo importantes aunque todavía eran incipientes. Pero él puso en marcha las actividades de un innovador plan llamado “Nueva Tecnología”. Para eso invirtió casi 78 millones de dólares de la época, en su determinación de minimizar los riesgos asociados con el mineral. Eso lo puso a la vanguardia, inclusive al adelantarse a lo que a las autoridades de la época les tomó años prevenir y reglamentar.
El programa incluyó la instalación de nuevos equipamientos y filtros para reducir al mínimo la concentración de fibras en el aire y la implementación de capacitaciones y entrenamientos para el personal de las plantas. Además, inició un proceso de investigación para el desarrollo de productos libres de asbesto y sustitutos confiables. Es así como en el año 1984 logró sustituir las fibras de asbesto por otra materia prima en base a pulpa de papel en un importante porcentaje de la producción.
Las investigaciones y los desarrollos de nuevos materiales, que fueron emprendidos por Schmidheiny para encontrarle sustitutos al asbesto, se derivaron de los resultados de la reunión de expertos de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, realizada en 1973. Los expertos recomendaron tomar medidas preventivas de carácter práctico, llevar a cabo determinadas acciones y estimular la cooperación internacional en los campos de las investigaciones biomédicas relacionadas con el asbesto y con la normalización de los métodos de control del medio ambiente de trabajo. También sugirieron adoptar uno o varios instrumentos internacionales sobre la utilización del asbesto en condiciones de seguridad y avanzaron en la elaboración de una guía sobre esta materia, que se publicó en 1974 con el título Asbestos: Health Risks and their Prevention. Esto quedó registrado en la página 246 del documento Los Convenios de la OIT sobre Seguridad y Salud en el Trabajo: Una oportunidad para Mejorar las Condiciones y el Medio Ambiente de Trabajo.
Simultáneamente con su plan de innovación, Schmidheiny convocó a una conferencia en Neuss, Alemania, para explicar a los gerentes senior de las plantas donde Eternit Suiza mantenía inversiones, la naciente evidencia científica relacionada con los riesgos asociados con el asbesto. En esa ocasión, los animó a hacer los máximos esfuerzos para asegurar el cumplimiento rápido y eficiente de los programas que mejoraran la higiene industrial. Asimismo, los instó a cumplir con el marco legal de los respectivos países en relación con el valor umbral límite (TLV, por sus siglas en inglés) de fibras de asbesto en el aire al cual se creía que un trabajador podía ser expuesto a diario sin afectar su salud, de acuerdo con los pronunciamientos de la OIT y de la Organización Mundial de la Salud, OMS. Posteriormente, el Instituto Neuss prestó asistencia técnica para controlar y supervisar los niveles de polvo de asbesto en el aire. Eternit Suiza era un conglomerado con distintos niveles de participación en las empresas de los otros países y Stephan Schmidheiny nunca tuvo poder de control sobre los gerentes locales.
En el caso de Eternit SpA de Italia, el Grupo Eternit Suiza, SEG, se convirtió en accionista mayoritario en 1973. En ese entonces, el holding contaba con cuatro empresas: Industria Eternit Casale Monferrato SpA, con fábricas en Casale Monferrato y Cavagnolo; Industria Eternit Napoli SpA, con fábrica en Bagnoli; Industria Eternit Reggio Emilia SpA con fábrica en la ciudad de Rubiera y Eternit Siciliana SpA, con fábrica en la ciudad de Siracusa. La familia Schmidheiny sucedió en ese año a los accionistas belgas liderados por el barón Louis de Cartier de Marchienne.
1. Documento “Los Convenios de la OIT sobre Seguridad y Salud en el Trabajo: Una oportunidad para Mejorar las Condiciones y el Medio Ambiente de Trabajo”, página número 246.
Las medidas de la OIT
En 1978 la OIT enfatizó la necesidad de adoptar instrumentos internacionales sobre la prevención y el control de los riesgos provocados por la exposición al amianto y alertó sobre la urgencia de redactar recomendaciones prácticas sobre la utilización del asbesto en condiciones de seguridad.
En 1983, el Consejo de Administración de la OIT aprobó el documento Seguridad en la Utilización del Amianto, que publicó en 1984 en la página 246 del documento Los Convenios de la OIT sobre Seguridad y Salud en el Trabajo: Una oportunidad para Mejorar las Condiciones y el Medio Ambiente de Trabajo. El propósito fue prevenir el riesgo de la exposición y los efectos perjudiciales del polvo de amianto para la salud de los trabajadores, al determinar procedimientos y prácticas de control factibles y razonables para reducir al mínimo la exposición profesional al polvo del asbesto.
Varios países se acogieron a las prescripciones del documento y comenzaron a determinar los límites de la exposición en concentraciones medidas en fibras/ml. Las cifras varían según la nación, pero en general están situadas entre 0,2 y 5 fibra/ml. Australia, Bélgica, Canadá, Chipre, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, India, Indonesia, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Nigeria, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Reino Unido, República Federal de Alemania, Suecia, Suiza, Tailandia y Zambia estuvieron entre los países que adoptaron límites.
Entre las indicaciones de control técnico que aparece en la página 248 del documento antes mencionado, se destacan las siguientes:
- Utilización de sacos (bolsas) impermeables.
- En la medida de lo posible, no manipular los sacos individualmente, para reducir al mínimo la pérdida del contenido de los sacos dañados;
- Hacer cargas de conjuntos (por ejemplo, paletas con envolturas apretadas o estiradas);
- Siempre que sea posible, efectuar el transporte en contenedores cerrados;
- Cargar y descargar con máquinas (por ejemplo, montacargas), y no con ganchos, herramientas o equipos cortantes o punzantes;
- Hacer el almacenamiento final dentro de un almacén;
- Reparar inmediatamente las cargas y los sacos dañados;
- Para recoger el amianto que se haya salido de los sacos dañados, humedecerlo primero o utilizar un aspirador de polvo.
1. Repertorio de recomendaciones prácticas denominado “Seguridad en la Utilización del Amianto” de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), publicado en 1984.
2. Documento “Los Convenios de la OIT sobre Seguridad y Salud en el Trabajo: Una oportunidad para Mejorar las Condiciones y el Medio Ambiente de Trabajo”, página número 246.
3. Documento “Los Convenios de la OIT sobre Seguridad y Salud en el Trabajo: Una oportunidad para Mejorar las Condiciones y el Medio Ambiente de Trabajo”, página número 248.
Eternit a la vanguardia de la seguridad
Schmidheiny implementó procedimientos de esta clase desde 1976, cuando tomó el liderazgo de Eternit Suiza, lo que lo convirtió en el pionero absoluto en la puesta en práctica de medidas de seguridad en la industria, a nivel mundial. Adicionalmente, en 1981 tres años antes de la publicación de la OIT, anunció públicamente que Eternit dejaría paulatinamente la fabricación de productos con asbesto en todas sus plantas. Lo motivó su convicción acerca de los problemas que podría ocasionar el asbesto a la salud y al medio ambiente, con una total conciencia de los riesgos sobre la competitividad derivados de la utilización de materiales de mayor costo y de las inversiones de capital necesarias para la readecuación de las plantas industriales. Para comienzos de los ochenta, Eternit logró desarrollar en sus laboratorios las nuevas materias primas basadas en pulpa de papel, con lo que ya en 1984 una parte significativa de su producción logró ser libre de amianto.
Pero los efectos desfavorables también empezaron a manifestarse en la pérdida de la competitividad de algunas plantas, que por eso comenzaron a decaer. Indudablemente, la competitividad se perdió por dos razones íntimamente relacionadas entre sí: por una parte, las altas inversiones hechas para implementar el programa “Nueva Tecnología” sobre innovación y seguridad en tiempos en que, en la otra parte, el resto de la industria continuó operando con bajos costos al no adoptar medidas para evitar el uso del mineral. Se hizo cada vez más latente el cierre de las plantas, ocasionado por la imposibilidad de afrontar los costos de las adecuaciones fabriles necesarias para producir sin asbesto y sin poner en riesgo la competitividad. En 1985, el entonces alcalde de Casale Monferrato, donde se encontraba una de las plantas de Eternit Italia, le envió una carta a Stephan Schmidheiny expresándole su preocupación por los efectos que un posible cierre de la fábrica tendría sobre el mercado laboral de la ciudad; esa carta no hizo alusión a los efectos nocivos que sobre la salud de la comunidad y el medio ambiente continuaría generando la producción con amianto.
Schmidheiny decidió persistir en su decisión de reemplazar el asbesto en todos sus productos. Uno de los costos de su firmeza fue la quiebra, en 1986, del holding Eternit SpA Italia. Decretada la quiebra, el síndico designado por la justicia tomó el control de la empresa y Eternit Suiza quedó completamente desvinculada de su administración. Durante el proceso de quiebra se decidió vender dos de las empresas del holding Eternit SpA —Eternit Reggio Emilia y Eternit Siciliana que fueron compradas por la competencia. Los nuevos propietarios se mantuvieron en la industria, lo que se les facilitaba porque el uso del asbesto todavía no estaba prohibido en Italia. La fábrica en Bagnoli, de Eternit Napoli, fue descontaminada y cerrada por el administrador del proceso de quiebra. La fábrica de Casale Monferrato fue vendida por el administrador a la propia ciudad. Schmidheiny ignora si el municipio puso en práctica medidas efectivas de seguridad en la fábrica que adquirió.
Al final del largo proceso de quiebra, que culminó en 2008, el nuevo administrador confirmó oficialmente que dos de las plantas de Eternit SpA Italia fueron vendidas con todos los derechos y deberes a los nuevos propietarios y que las otras dos fueron descontaminadas y cerradas correctamente. Esta ratificación fue una condición para poder distribuir los activos de la quiebra a los acreedores de Eternit SpA Italia.
La quiebra de Eternit SpA Italia le causó tanto impacto Schmidheiny que llegó a ser determinante de su siguiente gran decisión: en 1989 resolvió desvincularse por completo del legado de su familia e iniciar el proceso que culminó con la venta de Eternit Suiza y de todas las participaciones que tenía en las plantas de Eternit alrededor del mundo. Se dedicó a profundizar en la diversificación de sus ideas empresariales e invirtió en lo que para él eran nuevas áreas: las finanzas, la energía, la tecnología, la industria de la relojería y el consumo masivo, entre otras. Sus nuevas apuestas muy estudiadas forjaron sus futuras y exitosas trayectorias empresariales y filantrópicas, al igual que sus importantes contribuciones al desarrollo de iniciativas para promover la sostenibilidad económica, social y ambiental en el mundo y en Latinoamérica en particular.
Misión humanitaria de ayuda a las víctimas de asbesto
Veinte años después de su desvinculación de la industria del asbesto y con la intención de remediar los ahora comprobados efectos nocivos del amianto sobre la salud de las personas, Schmidheiny emprendió en 2003 una misión humanitaria para darle apoyo a las víctimas italianas del asbesto y a sus familias, a través de Becon A.G.
En 2007, Becon A.G. comenzó a implementar un programa que para 2013 había entregado más de 50 millones de euros en compensaciones a cerca de 1.500 damnificados. También apoyó directamente la investigación del mesotelioma al hacer aportes superiores a los 5 millones de euros. A partir de 2009, se ampliaron las compensaciones para incluir a vecinos afectados de las zonas donde estuvieron las plantas industriales de Eternit Italia.
El mesotelioma es un tumor que afecta tejidos que recubren órganos como los pulmones, el estómago, el corazón u otros. Suele comenzar en los pulmones, pero también puede empezar en el abdomen u otros órganos. Puede ser benigno (no canceroso) o maligno (canceroso). La mayoría de las personas que lo padecen han trabajado en lugares donde probablemente inhalaron partículas de asbesto. Este cáncer puede llevar mucho tiempo para desarrollarse, luego de que la persona haya estado expuesta al asbesto.
La justicia de Turín inició un juicio contra la industria del asbesto pero solo condena solo a Schmidheiny
A comienzos de la década de 2000, un médico italiano remitió al fiscal Raffaele Guariniello de su país el caso del fallecimiento por mesotelioma de un ex trabajador de una fábrica de amianto en la que la familia Schmidheiny tenía participación accionaria en Niederurnen, Suiza. El fiscal abrió un expediente e inició una causa dirigida a las plantas que habían sido propiedad del Grupo Suizo Eternit en Italia. Como una de ellas estaba ubicada en la provincia de Turín, jurisdicción del fiscal, el caso llegó a los Tribunales de esa localidad.
Inicialmente, el fiscal Guariniello calificó el presunto delito como “homicidio culposo” y luego lo cambió por “provocación dolosa de desastre”, acusación que involucró a dos personas: el barón belga Louis de Cartier de Marchienne (fallecido), controlador mayoritario de Eternit Italia hasta 1973 y Stephan Schmidheiny, accionista mayoritario desde 1976 hasta 1986. Los hizo responsables del funcionamiento de las plantas italianas de la empresa Eternit desde 1952 hasta 2008.
Como accionista de Eternit Italia, Stephan Schmidheiny nunca ejerció un rol directo ni funciones formales en ninguna de las cuatro fábricas italianas que formaban parte del holding del Grupo Suizo Eternit. Nunca desempeñó el rol de gerente general ni formó parte del directorio de alguna de las compañías Eternit italianas.
El proceso judicial continuó y en 2009 comenzó el juicio, que se extendió hasta el 13 de febrero de 2012, cuando dictaron la sentencia de primera instancia. Condenaron a cada uno de los encausados a 16 años de cárcel por los cargos de “provocación de desastre” y por “omisión / eliminación de medidas de seguridad en el trabajo”; la condena incluyó el pago de una indemnización de 80 millones de Euros a víctimas individuales y sus familiares, así como a entidades colectivas.
Se interpuso una apelación que fue resuelta el 3 de junio de 2013, después de sólo 16 semanas. Schmidheiny quedó como culpable de causar intencionalmente un desastre ambiental y resultó condenado a 18 años de prisión y al pago de 90 millones de euros por concepto de daños y perjuicios a los demandantes civiles. Diez días antes de que se pronunciara el veredicto en segunda instancia falleció el coacusado barón Louis de Cartier, por lo que la causa continúa actualmente solo contra Schmidheiny. A fines de 2013, la defensa presentó un recurso ante el Tribunal de Casación de Roma, instancia en cuya jurisdicción continúa el caso.
La justicia de Turín impulsa una nueva causa
El 25 de junio de 2014, el fiscal Guariniello notificó a la defensa de Schmidheiny el cierre de una instrucción en la que se le responsabiliza por la acción dolosa de la muerte de 213 personas (65 empleados y 148 vecinos de la planta) entre 1976 y 1986. Se argumenta que Schmidheiny estaba en conocimiento del peligro que representaba el procesamiento del amianto, mantenía activas las fábricas, no impedía el uso privado de los residuos de asbesto y no implementaba medidas efectivas para mejorar la situación. Así, la fiscalía interpuso contra Schmidheiny una nueva acusación por homicidio doloso continuado.
Hasta comienzos de octubre de 2014 cuando se escribe este párrafo, la defensa no ha podido tener acceso a las pruebas que sustentan la nueva acusación de la fiscalía para conocer sus aspectos centrales y así, la defensa está totalmente desprotegida al no poder saber, por ejemplo, cuándo y dónde se produjo la presunta contaminación con asbesto de las 213 personas, pues donde operó Eternit Italia, existían también otras seis empresas que procesaban asbesto.