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Stephan Schmidheiny nació el 29 de octubre de 1947. Junto a sus hermanos Thomas, Alexander y Marietta, fueron criados por sus padres Max y Adda Schmidheiny – Scherrer en Heerbrugg, Suiza. Su padre y su tío, Ernst II, expandieron internacionalmente el negocio familiar a través de las compañías Holderbank y Eternit Suiza.

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En contra del deseo paterno de estudiar ingeniería para continuar el legado familiar, Stephan Schmidheiny ingresó a la escuela de Derecho de la Universidad Zürich, Suiza, obteniendo en 1972 un doctorado en Jurisprudencia.

Previo a terminar sus estudios, se incorporó de forma intermitente a realizar labores para la compañía familiar. En 1969, con 22 años, realizó una práctica en una fábrica del Grupo Suizo Eternit (SEG) en Brasil, cargando bolsas de asbesto y vertiendo las fibras en el mezclador.

Continuó ligado al Grupo asumiendo temporalmente el cargo de secretario de un alto ejecutivo de la compañía, acompañándolo a recorrer el mundo con el objetivo de monitorear las operaciones internacionales. Posteriormente, ingresó al área de Ventas, Planificación y Sistemas de Información en una de las empresas localizada en Sudáfrica.

En 1974, tras cinco años conociendo en terreno las actividades del Grupo, Stephan se incorporó formalmente a Eternit A.G. en Niederurnen, Suiza, como Jefe de Ventas. Un año más tarde fue nombrado Gerente General y delegado del Consejo de Administración de esta misma planta.

En 1976 su padre Max le cedió a Stephan Schmidheiny la administración general del Grupo Suizo Eternit (SEG), pasando a encabezar a los 29 años un conglomerado de compañías con inversiones en más de 20 países alrededor del mundo.

Entre sus primeras gestiones y, debido al incipiente debate en Europa y Norteamérica sobre los posibles peligros para la salud humana derivados del procesamiento del asbesto, Schmidneiny implementó un sistema de innovación para todas las plantas de Eternit. El programa, denominado “Nueva Tecnología”, tuvo como objetivo minimizar los riesgos asociados al mineral, mediante la instalación de nuevos equipamientos y filtros para reducir al mínimo la concentración de fibras en el aire, además de implementar programas de entrenamiento para el personal. Asimismo, inició un proceso de investigación para el desarrollo de productos libres de asbesto.

Adelantándose en varios años a la prohibición impulsada en diversas partes del mundo del uso de asbesto, Stephan Schmidheiny anunció en 1981 que las compañías ligadas al Grupo Suizo Eternit (SEG) dejarían de fabricar paulatinamente productos con este mineral. Cumpliendo con su anuncio, en 1984 numerosos productos de Eternit reemplazaron el asbesto por un componente en base a pulpa de celulosa.

Es este mismo año, su padre Max Schmidheiny decidió distribuir la herencia familiar en vida. Le cedió el Grupo Suizo Eternit (SEG) a Stephan, mientras que su hermano Thomas recibió la empresa de cemento Holderbank (que años más tarde se transformará en Holcim).

Stephan Schmidheiny diversifica sus negocios

"Muchas de esas inversiones requirieron visión y la capacidad de asumir riesgos. Como los mercados de capitales están mucho más interesados en acuerdos de corto plazo y son renuentes a los riesgos, yo pude aprovechar algunas oportunidades inesperadas y altamente rentables".

A finales de los años ’70 y previendo la posible pérdida de competitividad de sus compañías con respecto a la industria debido a los altos costos asociados a las innovaciones necesarias para disminuir los riesgos de procesar asbesto y las inversiones para concretar su reemplazo como materia prima, Schmidheiny comenzó a diversificar sus inversiones y asumió cargos en diversas juntas directivas de reconocidas compañías europeas. Participó activamente en la reestructuración de varias de ellas. Tal es el caso de la entidad financiera Unión de Bancos Suizos (más tarde UBS), la cual integró desde 1978 hasta 1996, y de la firma Brown, Boveri & Cie. (luego Asea Brown Boveri), en la que permaneció entre 1981 y 1997. También en 1981, adquirió el Grupo Distral que actuaba en el rubro quioscos de diarios.

En 1998, Schmidheiny crea el holding latinoamericano Grupo Nueva, al cual incorpora sus inversiones en empresas latinoamericanas, todas ellas gestionadas de acuerdo a tres áreas de responsabilidad complementaria: financiera, social y ambiental. Su primera experiencia empresarial en la región es la inversión en la compañía chilena Terranova, que en 2005 se fusiona con Masisa, transformándose en uno de los mayores grupos forestales de América Latina.

También en la misma época invierte en la industria fabricante de tuberías de plástico Amanco, que años más tarde será dividida para derivar en Amanco y Plycem Company. Ambas empresas fueron vendidas en 2007 a las firmas mexicanas Mexichem y Mexalit Industrial, respectivamente.

En 1985 Schmidheiny adquirió un tercio del grupo SMH, el mayor fabricante de relojes de Suiza, en ese momento sumido en una profunda crisis por la fuerte arremetida japonesa sobre esa industria. Desde el Comité Ejecutivo del Directorio participó activamente en su reestructuración que derivó en lo que es hoy el exitoso Grupo Swatch. La venta de su participación en Swatch generó gran parte de su actual fortuna.

A partir de 1986 se incorporó al Consejo de Administración de Landis & Gyr, transformándose un año más tarde en accionista mayoritario. En 1995 vendió sus acciones a Elektrowatt y dejó el directorio en 1996.

En el 1989 adquirió la empresa alemana Wild-Leitz, que un año más tarde fusionó con Cambridge Instruments creándose Leica Microsystems.

El Instituto de Gestión Internacional (IMI) de Ginebra eligió a Schmidheiny como su presidente en 1986, debido a su trayectoria empresarial. En el cargo, identificó a otras entidades que también se especializan en la formación de directivos, impulsando en 1989 su fusión con el Instituto del Estudio de los Métodos de Gestión Empresarial (IMEDE). Así nació el Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial (IMD) en Lausana, Suiza, que es hoy uno de los líderes en el campo de la educación en gestión empresarial a nivel mundial.

Junto al empresario canadiense, Frank Tilley, creó el Centro Global de Empresa Familiar en el IMD, y a su vez impulsó la cátedra hoy denominada “Empresariado y Finanzas Stephan Schmidheiny”, dedicada al entrenamiento e investigación en el ámbito de la empresa sostenible. Deja su cargo en el IMD en 1992.

Los inicios del reconocimiento de Schmidheiny como líder mundial en sostenibilidad

"El sector empresarial desempeñará un papel de vital importancia en el futuro bienestar del planeta. En nuestra calidad de líderes empresariales tenemos un compromiso con el desarrollo sostenible: satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la supervivencia de las generaciones futuras"

Es así como el grupo liderado por Schmidheiny comenzó a adquirir notoriedad a fines de la década de los ’80, dada la diversificación alcanzada y sus exitosas inversiones en empresas en crisis, que lograron luego generar valor y rentabilidad.

El reconocimiento de sus pares llegó a través de múltiples invitaciones a dar conferencias y charlas sobre su experiencia empresarial y en temas de sostenibilidad.

Precisamente por su reputación de pionero en este tema, el Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED), Maurice Strong, lo nombró en 1990 Consejero Principal para el Comercio y la Industria, en preparación para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo o “Cumbre de la Tierra” a ser realizada en Río de Janeiro, Brasil, en el año 1992.

Para enfrentar este desafío, Stephan Schmidheiny creó el Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (BSCD, por sus siglas en inglés), para el cual convocó a cerca de 50 líderes provenientes de distintas industrias y regiones para discutir cómo cambiar positivamente la conducta corporativa a nivel social y medioambiental. Entre ellos, se sumaron representantes de compañías como Chevron, DuPont, Mitsubishi, Nissan, Shell, y Volkswagen.

El primer encuentro del BSCD se realizó en 1991 en La Haya, Holanda, donde acuñaron la expresión “eco-eficiencia” para definir la contribución de una empresa al desarrollo sostenible. El prefijo “eco” combina dos conceptos: economía y ecología, que juntas significan agregar más valor a bienes y servicios empleando menos recursos y produciendo menos desechos y contaminación.

El libro “Cambiando el Rumbo: Una Perspectiva Global del Empresariado para el Desarrollo y el Medio Ambiente” surgió de este encuentro. Schmidheiny presentó sus recomendaciones y conclusiones al año siguiente en la Cumbre de la Tierra. El texto, editado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) Press, se convirtió en best – seller y es traducido a 15 idiomas.

El BSCD decidió continuar su labor más allá de la Cumbre de la Tierra y en 1995 se fusionó con la Cámara de Comercio Internacional (ICC), dando origen al Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD, por sus siglas en inglés). En la actualidad, cuenta con más de 200 compañías miembro de todas las industrias y continentes, las cuales intercambian mejores prácticas y adoptan compromisos para avanzar hacia un desarrollo sostenible. El Consejo nombró Presidente Honorario a Schmidheiny en el año 2000.

Literatura y distinciones de Schmidheiny en materia de sostenibilidad

"El título 'Cambiando el rumbo' fue elegido con sumo cuidado. Si bien nuestro objetivo básico era promover una visión de largo plazo, apuntábamos también a la acción inmediata para lograr cambios profundos"

A partir de la década del ’90, Stephan Schmidheiny participó en diversas publicaciones. En 1991 escribió junto al peruano Hernando de Soto el libro “Las Nuevas Reglas del Juego: Hacia el Desarrollo Sostenible en América Latina”. Tres años más tarde, publicó “Hacia una Sociedad de Crecimiento Ecológicamente Sostenible: Fundamentos Físicos, Transiciones Económicas y Restricciones Políticas”, junto a Walter Seifreitz y Bruno Fritsh.

Junto al Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible y al empresario argentino Federico Zorraquín, escribió en 1996 “La Comunidad Financiera y el Desarrollo Sostenible”. El mismo año colaboró con Rolf Gerling en el libro “Desarrollo Sostenible: Los Mercados Financieros en el Cambio de Paradigma”.

Posteriormente, publicó “La Solución de la Propiedad: Hacia un Capitalismo Compartido en el Siglo XXI” junto a Jeff Gates, y “Predicando con el Ejemplo: El Caso de Negocios para el Desarrollo Sostenible”, con Chad Holliday y Philip Watts.

Paralelamente a la difusión y apoyo de la agenda de sostenibilidad a través de sus numerosos ensayos publicados, Schmidheiny fue nombrado en 1993 miembro del Consejo del World Resources Institute (WRI), organización mundial de investigación que trabaja con líderes para poner en acción buenas ideas para un medio ambiente saludable.

El mismo año, la Escuela de Negocios INCAE de Costa Rica lo condecoró como Doctor Honoris Causa. Luego fue distinguido con el mismo título por la Universidad de Yale de EE.UU. (1996), la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela (2001) y la Universidad Rollins de EE.UU. (2001).

A su vez el Presidente de Brasil, Fernando Enrique Cardoso, le hizo entrega de la Orden de la Cruz del Sur en 1996.

En 1997 el Secretario General de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), Donald J. Johnston, designó un Grupo Asesor de Alto Nivel en materias de desarrollo sostenible y nombró a Stephan Schmidheiny y a Jonathan Lash, presidente del WRI, al frente de este comité. La principal recomendación derivada del trabajo del grupo fue establecer el concepto de sostenibilidad como principio general de la OCDE para poder conservar a largo plazo el capital humano, económico y medioambiental. El informe sirvió de base para el debate de la Reunión Ministerial de la OCDE de 1998.

Si bien es una época fructífera en publicaciones y reconocimientos, la década del ’90 le generó dos importantes pérdidas: el fallecimiento de su padre en 1991 y al año siguiente la muerte de su hermano menor Alexander, de quien heredó su colección de arte. En su honor creó en 1995 la fundación “Alexander Schmidheiny Stiftung”, que fomenta proyectos y actividades culturales, sociales y ecológicas. Además, difundió tanto en Europa como en Latinoamérica la colección de arte Daros, iniciada por su hermano, y creó el programa Daros Art Education, dirigido al público joven que explora nuevas maneras de acercar el arte a la gente.

En 1996 decidió formar la Alianza para la Sostenibilidad Global (AGS) en asociación con cuatro universidades: La Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zürich, Suiza; el Massachusetts Institute of Technology (MIT), EE.UU.; la Universidad de Tokio y la Universidad de Tecnología Chalmers en Gotemburgo, Suecia. Su objetivo es contar con equipos multidisciplinarios para entregar una solución a los problemas medioambientales, aportando mediante la entrega de contenido y financiamiento. Schmidheiny presidió la Junta Asesora hasta 2001.

El interés de Schmidheiny en América Latina

"Decidí centralizar el compromiso de Avina en América Latina por razones de diversa índole: (…) sentía que América Latina tenía un enorme potencial y tengo un vínculo personal con los países que integran la región. (…) Sin embargo, la razón más simple es que me gusta mucho esa región y me siento realmente bien con su gente"

 

Su interés por las actividades filantrópicas unido a su espíritu empresarial lo llevaron a crear en 1994 una fundación llamada Avina Stiftung en Suiza, para promover la sostenibilidad social y medioambiental. Al poco tiempo, Avina extendió su actividad a Latinoamérica, apoyando el liderazgo de líderes sociales y empresarios que promueven el desarrollo sostenible de la región.

En 1996, junto a Roberto Artavia, creó el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (CLACDS) en la Escuela de Negocios del INCAE en Costa Rica, dedicado a apoyar con investigación a los gobiernos regionales, al sector privado y a las organizaciones de la sociedad civil, para avanzar hacia una sociedad más sostenible.

Adicionalmente, para conservar y promover el uso sostenible de los recursos marinos y costeros del Pacífico Tropical Oriental, en 2002 constituyó junto a Erica Knie la Fundación MarViva, que actualmente opera en Costa Rica, Panamá y Colombia.

Al año siguiente y con el fin de garantizar la sostenibilidad en el largo plazo de su labor en América Latina, Schmidheiny creó un fideicomiso denominado VIVA TRUST al cual donó todas sus acciones de Grupo Nueva. Esto significa que las utilidades generadas por el holding proporcionan el financiamiento para Avina y otras acciones filantrópicas.

VIVA TRUST es dirigido por un Comité Asesor especialmente designado e integrado por referentes sociales y del mundo de los negocios, y se encarga de supervisar y guiar las operaciones empresariales y filantrópicas del Grupo Nueva en América Latina.

Tras esta creación, Schmidheiny anunció públicamente su retiro gradual de sus funciones activas, tanto empresariales como filantrópicas, lo que ha cumplido a la fecha.

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